Silvia
Cattori: Su novela traduce muy bien el clima de intimidación y de
sospecha que crea el anatema del antisemitismo. ¿Acaso no dice usted un
poco lo mismo que Atzmon, aunque de manera diferente? Él se basa en
conceptos, usted en lo que observa día a día. ¿No pone usted en tela de
juicio un cierto comportamiento identitario y el impacto que este tiene
en la escena política?
Jacob Cohen: En eso me diferencio de las posturas de Atzmon. Tengo una identidad judía que es producto de varios elementos históricos, culturales, litúrgicos, tradicionalistas, y no quiero deshacerme de ellos sin razón.
Silvia Cattori: Su personaje expresa el temor a ser tachado de antisemitismo y deplora la dificultad que tienen para decir lo que piensa. ¿Acaso no es una estafa el uso de esta acusación?
Jacob Cohen: ¡Ah, totalmente!. Los israelíes, los sionistas, las organizaciones judeo-sionistas han encontrado esta forma de contraatacar.
En el libro de Israël Shahak [6] encontré que ya en 1973 se había acusado a un periódico británico de ser antisemita porque criticaba la ocupación israelí. Encontraron un argumento extraordinario, un método excelente para contrarrestar las críticas e imponer su silencio. Esta acusación funcionó durante mucho tiempo pero cada vez da menos miedo. Además, los israelíes (o judeo-sionistas, como me gusta llamarlos) utilizan menos la acusación de antisemitismo. Son unas exageraciones que acaban siendo inoperantes. Han encontrado otra forma de contraatacar: hablan de «deslegitimación» de Israel y dicen: «quieren deslegitimar a Israel, decir que no tienen derecho a existir, deslegitimar al Estado». Es otra manera de disuadir las críticas. Pascal Boniface [7] escribió un libro, Est-il permis de critiquer Israël? [¿Se puede criticar a Israel?] Cada vez más personalidades dicen que basta de estas amalgamas.
Silvia Cattori: Youssef, el protagonista de su libro, considera con severidad estas manifestaciones que tienen por objetivo establecer una simetría entre el opresor y el ocupado. La intriga que se crea en torno a un partido de fútbol es esclarecedora, ¿es real?
Jacob Cohen: La historia del partido de fútbol es absolutamente real.
Hice el seguimiento de cómo habían hablado los medios de ello. Imaginé lo que se había dicho en el despacho del jefe de los sayanim, las verdaderas razones por las que se había montado esta operación de propaganda. Hay que dar la ilusión de que se hacen cosas para facilitar la comprensión entre los pueblos. Lo único es que mientras tanto la colonización prosigue implacablemente.
Silvia Cattori: ¿Estaba Leila Shahid [8] en el lugar en el que se celebró el partido?
Jacob Cohen: Supuse que debía de estar ahí. Si no estaba en este partido, debió de participar en otras manifestaciones de este tipo. El novelista tiene esa libertad. Sigo la realidad. Lo esencial es crear la atmósfera. Tanto a Leila Shahid como a Dalil Boubaker [9], etc… se les pone en situaciones muy difíciles. Están obligados a participar en este tipo de manifestaciones llamadas «de paz», si no lo hacen se les diría que están contra la paz.
Silvia Cattori: Es usted indulgente con ellos. Por ejemplo. ¿acaso no se pliega Leila Shahid a las pretensiones contra natura de autoridades que tanto en Ramala como en París colaboran con la ocupación israelí?
Jacob Cohen: En mi novela Laïla Soudry (Leila Shahid) se pregunta mucho sobre la función que tiene y el papel que le hacen desempeñar.
Recuerde la escena durante los himnos. Una vez dicho esto, de manera general en mis artículos soy muy crítico con los «colaboracionistas», como yo los llamo. Acabo de publicar una crónica en mi blog [10] sobre la visita de Salam Fayyad a Benyamin Netanyahou titulada «Le vassal palestinien rencontre son maître et saigneur sioniste» [El vasallo palestino que se reune con su amo y señor sionista].
Silvia Cattori: En Francia se corteja mucho, y no solo por parte de los sayanim, a los palestinos que colaboran de facto con el ocupante israelí…
Jacob Cohen: Es cierto. Dalil Boubaker y más recientemente el imán de Drancy Shalgoumi se han convertido en los niños bonitos del CRIF [Consejo Representativo de las Instituciones Judías de Francia] y del poder de Sarkozy. Por desgracia, siempre hay este tipo de colaboracionistas que traicionan las aspiraciones de los pueblos a quienes se supone que representan.
Jacob Cohen: En eso me diferencio de las posturas de Atzmon. Tengo una identidad judía que es producto de varios elementos históricos, culturales, litúrgicos, tradicionalistas, y no quiero deshacerme de ellos sin razón.
Silvia Cattori: Su personaje expresa el temor a ser tachado de antisemitismo y deplora la dificultad que tienen para decir lo que piensa. ¿Acaso no es una estafa el uso de esta acusación?
Jacob Cohen: ¡Ah, totalmente!. Los israelíes, los sionistas, las organizaciones judeo-sionistas han encontrado esta forma de contraatacar.
En el libro de Israël Shahak [6] encontré que ya en 1973 se había acusado a un periódico británico de ser antisemita porque criticaba la ocupación israelí. Encontraron un argumento extraordinario, un método excelente para contrarrestar las críticas e imponer su silencio. Esta acusación funcionó durante mucho tiempo pero cada vez da menos miedo. Además, los israelíes (o judeo-sionistas, como me gusta llamarlos) utilizan menos la acusación de antisemitismo. Son unas exageraciones que acaban siendo inoperantes. Han encontrado otra forma de contraatacar: hablan de «deslegitimación» de Israel y dicen: «quieren deslegitimar a Israel, decir que no tienen derecho a existir, deslegitimar al Estado». Es otra manera de disuadir las críticas. Pascal Boniface [7] escribió un libro, Est-il permis de critiquer Israël? [¿Se puede criticar a Israel?] Cada vez más personalidades dicen que basta de estas amalgamas.
Silvia Cattori: Youssef, el protagonista de su libro, considera con severidad estas manifestaciones que tienen por objetivo establecer una simetría entre el opresor y el ocupado. La intriga que se crea en torno a un partido de fútbol es esclarecedora, ¿es real?
Jacob Cohen: La historia del partido de fútbol es absolutamente real.
Hice el seguimiento de cómo habían hablado los medios de ello. Imaginé lo que se había dicho en el despacho del jefe de los sayanim, las verdaderas razones por las que se había montado esta operación de propaganda. Hay que dar la ilusión de que se hacen cosas para facilitar la comprensión entre los pueblos. Lo único es que mientras tanto la colonización prosigue implacablemente.
Silvia Cattori: ¿Estaba Leila Shahid [8] en el lugar en el que se celebró el partido?
Jacob Cohen: Supuse que debía de estar ahí. Si no estaba en este partido, debió de participar en otras manifestaciones de este tipo. El novelista tiene esa libertad. Sigo la realidad. Lo esencial es crear la atmósfera. Tanto a Leila Shahid como a Dalil Boubaker [9], etc… se les pone en situaciones muy difíciles. Están obligados a participar en este tipo de manifestaciones llamadas «de paz», si no lo hacen se les diría que están contra la paz.
Silvia Cattori: Es usted indulgente con ellos. Por ejemplo. ¿acaso no se pliega Leila Shahid a las pretensiones contra natura de autoridades que tanto en Ramala como en París colaboran con la ocupación israelí?
Jacob Cohen: En mi novela Laïla Soudry (Leila Shahid) se pregunta mucho sobre la función que tiene y el papel que le hacen desempeñar.
Recuerde la escena durante los himnos. Una vez dicho esto, de manera general en mis artículos soy muy crítico con los «colaboracionistas», como yo los llamo. Acabo de publicar una crónica en mi blog [10] sobre la visita de Salam Fayyad a Benyamin Netanyahou titulada «Le vassal palestinien rencontre son maître et saigneur sioniste» [El vasallo palestino que se reune con su amo y señor sionista].
Silvia Cattori: En Francia se corteja mucho, y no solo por parte de los sayanim, a los palestinos que colaboran de facto con el ocupante israelí…
Jacob Cohen: Es cierto. Dalil Boubaker y más recientemente el imán de Drancy Shalgoumi se han convertido en los niños bonitos del CRIF [Consejo Representativo de las Instituciones Judías de Francia] y del poder de Sarkozy. Por desgracia, siempre hay este tipo de colaboracionistas que traicionan las aspiraciones de los pueblos a quienes se supone que representan.
سيلفيا
كاتوري: تعالج روايتك بشكل ممتاز مناخ الإرهاب والتشكيك الذي يخلقه اتهام
معاداة الساميّة. ألا تقول حضرتك ما يشبه هذا، ولو بشكل خفيف، بحق موسيقي الجاز جلعاد آتزمون، رغم استخدامك لطريقة مختلفة؟ فهذا يستند إلى مفاهيم وتصورات،
وهذا ما تلاحظه يومياً. ألا يمكنك وضع هذا السلوك الهويّاتي تحت مجهر
النقد والمحاكمة وأثره في المشهد السياسيّ؟
يعقوب
كوهين: في هذا، أختلف عن مواقف الموسيقيّ آتزمان. فلديّ هويّة يهودية وهي
نتاج عناصر تاريخية، ثقافية، طقسية، تقاليد متنوعة ولا أرغب بالابتعاد عنها.
سيلفيا
كاتوري: تعبّر حضرتك عن الخوف من اتهامك بمعاداة الساميّة، وتأسف لوجود
صعوبات تواجه التصريح النقديّ. ألا يمكن اعتبار استخدام الاتهام بمعاداة
الساميّة كنوع من النصب والاحتيال؟
يعقوب كوهين: نعم بكل تأكيد!!
فلقد وجد الاسرائيليون، الصهاينة، المنظمات اليهودية – الصهيونية في هذا الأمر كهجوم مضادّ.
لقد وجدت في كتاب لاسرائيل شاحاك، بأنه في العام 1973 قد وُجِّهَ الإتهام صحفي بريطاني بمعاداة الساميّة لانه انتقد الاحتلال الاسرائيلي.
لقد عثروا على
منهج ممتاز لتقليص الانتقادات وفرض الصمت.
وُظِّفَ هذا الاتهام خلال زمن
طويل، لكنّ يتناقص الخوف منه تدريجياً. إضافة لأنّ الاسرائيليين (أو
اليهود – الصهاينة كما يحلو لي تسميتهم) يستخدمون اتهام معاداة الساميّة
بشكل اقلّ. هي مجموعة مبالغات قد فقدت الكثير من فعاليتها. لهذا وجدوا
صيغة أخرى للهجوم المضادّ، فيتكلمون حول "نزع الشرعيّة" عن "اسرائيل"
ويقولون: "يريدون نزع الشرعية عن اسرائيل، يعتبرون انه لا حقّ لها
بالوجود، نزع شرعيتها كدولة". هو اسلوب جديد للحدّ من الانتقادات. كتب باسكال بونيفاس
كتاباً تحت عنوان: هل يمكن انتقاد "اسرائيل"؟ بالفرنسية
Est-il permis de critiquer Israël وهكذا نجد تزايد بالانتباه لهذه
القضيّة.
سيلفيا كاتوري: يتشدّد بطل روايتك يوسف تجاه المظاهرات التي تهدف لإقرار وجود تماثل بين المُضطهِد والمُضطهَد. وتحضر هنا الدسيسة المُحاكة بواسطة لعبة كرة قدم، هل هذا حقيقيّ؟
يعقوب
كوهين: تاريخ لعبة كرة القدم حقيقي بالمُطلق. تابعت تغطية وسائل الإعلام للعبة كرة القدم. تخيلت ما قاله رئيس السايعانيم في المكتب،
الاسباب الحقيقية الكامنة وراء إطلاق هذه العملية الدعائية. يجب تحقيق
الايهام بصنع اشياء لتسهيل التفاهيم بين الشعوب. والشيء الوحيد المستمرّ هو
الاستيطان دون توقف وبلا هوادة.
سيلفيا كاتوري: هل كانت ليلى شهيد في المكان الذي جرى به احتفال لعبة كرة القدم؟
يعقوب
كوهين: افترضت أنها هناك. ففيما لو لم تكن بتلك اللعبة، فقد
توجّب عليها حضور تظاهرات أخرى من هذا النمط. للروائي كامل الحريّة
بهذا. أتابع الواقع. ما هو أساسيّ هو خلق الجوّ المناسب. سواء بالنسبة الى
ليلى شهيد أو دليل ابو بكر .. الخ. فقد وضعتهم بمواقف صعبة جداً.
مُجبرون على الاشتراك بهذا النوع من التظاهرات المسماة "مظاهرات سلام"،
وفي حال عدم حضورهم، سيُعتبرون مناهضين للسلام.
سيلفيا
كاتوري: هل حضرتك متساهل معهم. كمثال، ألا تخضع ليلى شهيد للمطالب الغير
طبيعية لسلطات رام الله كما سلطات باريس المتعاونة مع الاحتلال الاسرائيلي ؟
يعقوب
كوهين: في روايتي، تتساءل ليلى شهيد دوماً حول وظيفتها والدور الذي تلعبه.
تتذكر المشهد خلال التراتيل الدينية. وبمجرد قول هذا وبصورة عامة في
مقالاتي: أنتقد بشدّة "المتعاونين" كما اسميهم شخصياً. وقد نشرت للتوّ في
مدونتي وقائع زيارة سلام فياض لبنيامين نتنياهو، تحت عنوان:
الفلسطيني
التابع المُجتَمِعْ مع صاحبه وسيّده الصهيونيّ Le vassal palestinien
rencontre son maître et saigneur sioniste.
سيلفيا
كاتوري: في فرنسا، يوجد كثير من الترحيب، ليس فقط من قبل جزء من
السايعانيم، بالفلسطينيين المتعاونين مع الاحتلال الاسرائيلي؟
يعقوب
كوهين: هذا مؤكّد. فدليل أبو بكر، ومؤخراً إمام مسجد قرب باريس هو حسن شلغومي قد تحوّل
لطفل مدلّل عند (المجلس التمثيلي للمنظمات اليهودية بفرنسا) ولسلطات
ساركوزي. وللأسف، دوما هناك هذا النوع من المتعاونين، الذين يخونون شعوب من
المُفترض أنهم يمثلوها!!
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