Con
la familia a cuestas
Superados
todos los inconvenientes del cortejo y la cópula, habiendo conseguido la tan
ansiada fecundación, los problemas siguen: en muchas especies, y
fundamentalmente en mamíferos, durante buena parte del tiempo de gestación la
hembra se encuentra en franca desventaja, tanto para la obtención de alimento
como para el desplazamiento, siendo presa facil de los depredadores. Para
minimizar este riesgo se han desarrollado complejas estrategias etológicas en
las cuales otros individuos (en muchos casos el propio consorte) contribuyen a
la protección y alimentación de la hembra grávida.
El
parto representa otro punto crítico de todo el sistema. No es lo mismo expulsar
óvulos en el agua que parir una serie de huevos de buen tamaño o una cría
prácticamente desarrollada. En los animales vivíparos el parto suele
representar un momento de peligro para la supervivencia tanto de la madre como
del hijo, y nuestra especie es un
ejemplo extremo de ello. Nuestras adaptaciones al bipedalismo y el gran tamaño
de la cabeza de nuestros fetos convierten el alumbramiento en un proceso
especialmente peligroso, con una tasa de mortalidad que solo dejó de ser
preocupante con el desarrollo de la medicina científica de los dos últimos
siglos.
Pero
para nuestra heroica hembra y recién estrenada mamá, no han acabado las
lamentaciones. En muchas especies las crías no se abandonan a su suerte (como
ocurre en la mayor parte de invertebrados, anfibios y muchos reptiles), sino
que el parto suele verse continuado por un período de extensión variable
durante el cual las crías dependen en gran medida o incluso totalmente de la madre.
De nuevo, complejas adaptaciones anatómicas y etológicas han permitido recorrer
este arduo camino; desde las bolsas de los marsupiales hasta el exquisito
cuidado paterno de muchas aves y mamíferos.
¿Y para qué tanto esfuerzo?
La
ingente cantidad de energía y de tiempo empleados en la búsqueda, competencia,
cortejo, cópula, embarazo, parto y cuidado paternal, así como todos los riesgos
que supone para la supervivencia de los protagonistas, nos lleva a pensar que
la reproducción sexual debe representar una enorme ventaja como para que
merezca la pena la inversión.
Pero
quizás deberíamos pensar primero en las imposibilidades de otros sistemas más
simples como la bipartición. Si la forma de reproducción se hubiera limitado a
la división celular, hubiera sido imposible alcanzar la complejidad no ya de un
vertebrado, sino de cualquier cosa más compleja que un gusano. Resulta difícil
imaginar un sistema por el que un elefante pueda dividirse en dos o producir
una gemación en su costado que acabe convirtiéndose en otro paquidermo adulto.
Pero
además, la combinación de gametos masculinos y femeninos ofrece una ventaja
indudable: la variabilidad de la descendencia. No debemos olvidar que la
variabilidad genética en el seno de una población es un factor fundamental para
la presencia de preadaptaciones y la acción de la selección natural. Sin mucho
esfuerzo, podemos imaginar que en una comunidad de individuos que se reproducen
linealmente por mera clonación, la variabilidad se verá reducida a las
mutaciones esporádicas del material genético que además quedarán confinadas a
la línea parental en la que surgieron. Esto, que en organismos con generaciones
rápidas como bacterias y otros microorganismos puede ser más que suficiente, en
especies de gran longevidad supone una ralentización considerable en las tasas
de cambio y adaptación.
Sin
embargo, la reproducción sexual es el equivalente a barajar las cartas de un
mazo de naipes: las variaciones se separan y se juntan mediante la coincidencia
de cromosomas maternos y paternos en cada nueva fecundación. Dos mutaciones
alejadas tanto geográfica como temporalmente pueden reunirse en un
emparejamiento y cópula afortunados. Si a esto le sumamos la recombinación
genética, podemos imaginar a la reproducción sexual como un gran croupier que
mezcla y reparte las cartas cromosómicas entre la nueva generación.
La
capacidad de adaptación generada por tal variabilidad es lo que posiblemente
haya tenido más peso a la hora de complicar, a lo largo de millones de años,
una simple división celular hasta convertirla en todo un proceso anatómico,
fisiológico y etológico de proporciones descomunales.
العائلة والمخاطر
حتى لو تجاوزنا كل مآزق الغزل والإقتران،
فنحن، من جديد، أمام مشاكل تخصّ عمليّة التلقيح ذاتها.
فلدى الكثير من الأنواع الحيّة، وعلى
وجه الخصوص عند الثدييات، وخلال قسم غير قليل من فترة الحمل، تواجه الأنثى مخاطر
سواء لناحية تأمين الغذاء أو لناحية التنقُّل، بحيث تغدو فريسة سهلة بهكذا وضع.
ولأجل تقليل تلك المخاطر على الأنثى بفترة الحمل، طوّرت تلك الكائنات استراتيجيّات
سلوكيّة يساهم بها أفراد آخرون (بكثير من الأحوال، الزوج ذاته) لحماية وتغذية
الأنثى الحامل.
كذلك، الوضع (الولادة)، عبارة عن نقطة حرجة
أخرى بكل هذا النظام. فالأمر أبعد من وضع بويضات في الماء، لتلد سلسلة من البيوض ذات
الحجم الجيّد أو تضع وليد مُكتمل النموّ عملياً.
عند الحيوانات الولودة، الولادة هي لحظة خطرة على الأم، كما على الإبن، وترتبط بالبقاء على قيد الحياة، ولدى نوعنا البشريّ نموذج غير مريح على هذا المستوى.
جعلت، تكيفات المشي على قدمين وكِبَر حجم رأس الجنين، من الولادة عمليّة
خطرة، اتسمت معدلات الموت لهذا السبب بالإرتفاع، والتي لم تنخفض لولا التقدُّم الطبي
العلميّ منذ قرنين تقريباً.
لكن، بالنسبة
للأنثى البطلة، والمسماة حديثاً "ماما أو الأمّ"، لم تنتهِ تلك الآلام بشكل
نهائيّ. في كثير من الأنواع الحيّة، لا يُترَكْ الصغار لمصيرهم (كما يحصل عند
القسم الأكبر من اللافقاريات والبرمائيات وكثير من الزواحف)، فمدّة الحمل
طويلة، ويعتمد الصغار بشكل شبه كامل على أمهاتهم. من جديد، سمحت تكيفات تشريحيّة
وسلوكيّة معقّدة بعبور هذا الطريق الشائك، من كيس الجرابيّات إلى العناية الأبوية
الناجحة عند كثير من الطيور والثدييات.
ولماذا بذل كلّ هذا الجُهد؟
إنّ الصرف الطاقيّ الهائل، تكريس الوقت في
البحث عن شريك، في التنافس، في الغزل، في الإقتران، في الحمل، في الولادة والعناية
الأبوية، بحضور مخاطر مُفترضة للحفاظ على البقاء على قيد الحياة لأولئك، يقودنا
للتفكير بأنّ التكاثر الجنسيّ ذو فائدة كبرى، تستحق كل هذا العناء. لكن، ربما
يجدر بنا التفكير، بداية، في استحالة انظمة أخرى أكثر بساطة مثل كالإنقسام الثنائيّ. ففيما لو اقتصرت صيغ التكاثر على الإنقسام الخليويّ، سيستحيل بلوغ ذاك التعقيد، ليس فقط عند الفقاريات، بل عند أيّ كائن أكثر تعقيداً من
دودة.
يصعب تخيُّل مشهد نظام، يحصل إنقسام فيل إلى إثنين، من خلاله، أو إنتاج برعم
يتحوّل لفيل بالغ بوقت لاحق!!!
كذلك، يُوفِّرْ اندماج الأمشاج الذكرية والأنثوية فائدة لا يرقى إليها الشكّ، إنها فائدة التنوّع في المتحدِّرين. لا يجب نسيان
أنّ التنوُّع الجينيّ / الوراثيّ في حضن الجماعة الحيّة، هو العامل الرئيس بحضور
تكيفات مُسبقة ولعمل الإنتقاء الطبيعيّ. دون بذل جهود كبيرة، يمكننا تخيُّل أنّه
في جماعة من الأفراد المتكاثرين عبر الإستنساخ بصورة خطيّة، سيكون التنوُّع
مُختصَراً بفضل طفرات متفرِّقة في المادة الجينيّة، والتي ستقتصر على الخط الأبويّ
حيث نشأت، وهذا أكثر من كافي عند كائنات ذات تكاثر سريع كالبكتريا وكائنات
مجهريّة أخرى، أما عند كائنات ذات عمر مديد، فيؤدي هذا لتقليل ملحوظ بمعدلات
التغيُّر والتكيُّف.
مع ذلك، فالتكاثر الجنسيّ، عبارة عن عمليّة
مكافئة لخلط الأوراق في الكوتشينة، بحيث تنفصل وتجتمع التنوعات (الاختلافات) من خلال
لقاء الكروموزومات الأموميّة والأبويّة في كل تلقيح جديد. يمكن لطفرتين متباعدتين
جغرافيا وزمنياً أن تتحدا في اقتران مُحتمل. وفيما لو نُضيف لهذا عمليّة إعادة
التركيب الجينيّ (التأشيب الجينيّ)، فبإمكاننا تخيُّل
التكاثر الجنسيّ كاللاعب، الذي يخلط ويوزِّع أوراق الكوتشينة الكروموزوميّة بين
أفراد الجيل الجديد.
القدرة على التكيُّف المتولِّدة عبر
هذا التنوُّع / الاختلاف، هو ما امتلك القيمة عند
لحظة التعقيد، بمرور ملايين الأعوام، فقد تحوّل إنقسام خلايا بسيط إلى عملية تشريحيّة
وفيزيولوجيّة وسلوكيّة ذات أبعاد هائلة.
قد يهمكم الإطلاع على مواضيع ذات صلة
ليست هناك تعليقات:
إرسال تعليق