Imaginemos una cebra
que pasta tranquilamente junto al resto de la manada en la sabana africana.
Sobre ella se abalanza un león hambriento. ¿Qué hace la cebra? Huye
violentamente, requiebra al león y, si está sana, es muy probable que logre
burlar a su perseguidor. Tras recuperar el aliento y una vez reunida nuevamente
la manada, la cebra volverá a pastar plácidamente hasta el próximo susto (quizá
el último).
¿Qué
es lo que ha ocurrido en la cebra que le ha permitido esa brillante carrera
alocada que le ha salvado la vida? La evolución ha dotado a los animales
(también al hombre, por supuesto) de un conjunto de recursos que les permiten
optar a salvar su vida por esta vez. La mecánica es sencilla: el animal sufre
un inmediato estrés que bloquea todas las funciones corporales que consumen
energía y que, por tanto, competirían con la más importante de las tareas en
ese momento, la huida. Así, la cebra, más bien su sistema fisiológico,
bloqueará su actividad estomacal, desaparecerá la eventual sensación de hambre,
expulsará incluso los posibles desechos pendientes de evacuar, cualquier
sensación de dolor será en gran medida pospuesta (incluso si el león ha
desgarrado parte de las entrañas de la cebra), y así sucesivamente con el fin
de subordinar todos los esfuerzos y energías a un único objetivo, la
supervivencia.
Así ocurre, a
grandes rasgos, con los animales, pero también con los humanos. Un cazador
paleolítico que acecha una pieza estará en máxima tensión y toda su energía se
dirigirá a un único fin, la caza, la huida, … Superado el agente estresante,
los niveles corporales vuelven a recuperar ese precario equilibrio.
Pero, ¿qué sucede si
el agente estresante no aparece de manera puntual para luego desvanecerse hasta
la próxima ocasión?¿Cómo reacciona el cuerpo si el estrés comienza a ser una
situación permanente, continua en el tiempo? La respuesta es que la evolución
nos dotó muy bien para reaccionar ante agentes estresantes de un tipo que las
sociedades occidentales sólo conocen por referencias de libros de Historia,
películas o documentales sobre tribus remotas.
El hombre moderno no
muere de hambre si no logra cazar, no se ve amenazado por bestias salvajes o
climatología extrema. Romperse una pierna es una agradable oportunidad de
ausentarse del trabajo y no la probable muerte por inanición en un breve
periodo de tiempo. Por el contrario, este hombre, se enfrenta a un mundo en el
que las preocupaciones suelen estar situadas en un futuro lejano (p. ej. dentro
de dos años mi empresa me prejubilará y con la pensión no me llegará para
vivir), meras expectativas (las dificultades económicas de mi empresa quizá le
obliguen a reducir personal y yo sea uno de los afectados) y continuadas en el
tiempo (mal ambiente laboral, problemas familiares, …).
Y ante todos estos
factores nuestro organismo reacciona igual que si fuéramos atacados por una
serpiente pitón. Nos pone en alerta máxima, deja de dedicar recursos a
funciones básicas (alimentación, inmunidad, memoria, …) para enfrentarse a ese
factor a la espera de derrotarlo y reanudar las funciones interrumpidas. El
problema es que, al prolongarse en el tiempo ese factor estresante, también lo
hacen los efectos que desencadena.
Sapolsky toma este
planteamiento como punto de partida de su libro para, a continuación, desplegar
las terribles consecuencias que este estrés prolongado ocasiona. La mera
lectura del índice de ¿Por qué las cebras no tienen úlcera? da una idea de la
inmensidad del esfuerzo de este científico norteamericano, pero puede intimidar
al lector más arrojado: Apoplejía, ataque cardíaco y muerte por vudú; Úlcera,
colitis y diarrea; Enanismo; Sexo y Reproducción; Estrés y Memoria; Estrés y
Sueño; Estrés y Depresión profunda; Envejecimiento y Muerte y así
sucesivamente.
Cada capítulo parte
de una descripción “evolutiva” que explica para qué se interrumpe o minora una
determinada función, cuál es el propósito evolutivo. Por ejemplo, ¿cuál es la
razón de que la cebra que huye haya suspendido la digestión repentinamente y de
que incluso expulse heces medio líquidas? La digestión requiere un consumo
energético tremendo por lo que se suspende automáticamente con el fin de que
esa energía pueda acudir a las patas del animal y huir más rápidamente. Con el
resto de comida, que está ya en el intestino grueso filtrándose los elementos
líquidos para generar unas heces secas, dado que no es otra cosa que deshechos,
el cuerpo los expulsará de inmediato como medio de “soltar lastre” y huir más
fácilmente (en un humano, este proceso se denomina diarrea y suele atacarnos
ante situaciones que nos resultan altamente estresantes pudiendo desembocar en
problemas serios caso de persistir en el tiempo).
¿Y
qué ocurre con los recuerdos, la memoria en general? El estrés supone, en un
primer momento, una mayor atención. La cebra debe estar muy atenta a todo lo
que le rodea, qué camino escoger, si de frente acecha otro león o si nuestro
perseguidor ha elegido otra presa más fácil. La sabiduría popular conoce este
efecto, todo estudiante sabe que a un examen se debe acudir con un cierto punto
de tensión para obtener mejores resultados; un exceso de placidez y de relajo
puede ser tan perjudicial como una noche en blanco tratando de estudiar lo que
no se ha estudiado en todo el curso. Sin embargo, si el factor estresante
permanece, nuestro organismo no podrá mantener ese nivel de atención,
demasiados recursos, por lo que acaba por caer: el estrés destruye neuronas del
hipocampo y reduce el tamaño de éste.
Tras revelar el
mecanismo adaptativo, Sapolsky pasa a explicar cómo logra nuestro cuerpo
generar esos efectos. Para disminuir la sensación de dolor y permitir huir aún
con graves heridas, nuestro organismo genera opioides endógenos que inhiben el
dolor. Estos opioides se pueden generar no sólo por estrés, también mediante
técnicas de acupuntura que permiten que en China se puedan realizar operaciones
quirúrgicas sin necesidad de anestesia.
Esta parte de los
capítulos puede resultar algo compleja para los profanos dado que los nombres
de proteínas, neurotransmisores y demás actores de este drama no nos son
demasiado conocidos. Pero no por ello debemos desanimarnos dado que, ni es
necesaria la comprensión del cien por cien de estas explicaciones, ni resultan
tan complejas como para que no se puedan seguir con cierto aprovechamiento.
En ocasiones resulta
difícil distinguir el efecto de la causa. El estrés lleva inevitablemente a un
peor sueño (bien por reducción del número de horas, bien por empeoramiento de
su calidad) pero dormir mal es a su vez un factor estresante de primera
magnitud. Recordemos que en Vietnam y la Alemania Oriental, impedir dormir
durante días enteros a las personas sometidas a interrogatorios era uno de los
métodos más eficaces.
Sapolsky también
pone de manifiesto que los factores fisiológicos no son los únicos que influyen
en cómo nos afecta el estrés, también hay otros aspectos “psicológicos” que
determinarán cómo responderá nuestro organismo a un estrés elevado y
continuado. Así, estos factores pueden modular los efectos del estrés (tener que
dar una charla en público puede resultar estresante pero hay quien lo verá como
una oportunidad para la promoción laboral frente a quién simplemente se sentirá
incapaz de superarlo, enfermando).
Un ataque cardiaco
es un duro golpe que genera un indudable estrés. Sin embargo, los estudios
revelan que superan mejor esta situación aquellos que tienen un fuerte entorno
familiar o social que aquellos que se enfrentan a la enfermedad desde la
soledad. Dos explicaciones puede haber al respecto. Bien en estas personas el
estrés es mayor por no poder aliviarse recurriendo a una persona de confianza,
generando un mayor número de glucocorticoides, bien estas personas no acaban de
seguir a rajatabla las prescripciones médicas ya que nadie les recuerda la
medicación a tomar cada noche, les recrimina que vuelvan a fumar, etc. ¿Qué
pesa más?¿La vía psiconeuroinmune o la del estilo de vida? Difícil llegar a una
conclusión definitiva.
Lo que sí se
considera probado es que los factores estresantes que son previsibles o sobre los
que podemos (o creemos) tener algún control, generan una menor respuesta
nociva. Ejemplo: las ratas de laboratorio que reciben descargas eléctricas tras
sonar una campana, se estresan menos que aquellas que reciben la descarga sin
aviso previo (un estudiante tendrá un mayor nivel de estrés si no se le informa
del tipo de examen final que deberá superar que aquél que es informado de las
características concretas de la prueba). Igualmente, conducir un coche suele
producir menos estrés que volar en avión pese a saber que las probabilidades
estadísticas de sufrir un accidente aéreo son muy inferiores; pese a ello,
creemos que conduciendo nuestro coche estará en nuestra mano evitar el
accidente, pero sobre el piloto no tenemos ninguna capacidad de influencia.
Pero no todo son
malas noticias sólo aptas para hipocondríacos militantes. Sapolsky nos regala
una pequeña puerta a la esperanza, con un último capítulo dedicado a las
experiencias y métodos de aquellos que parecen haber superado la mala pasada de
la evolución que nos ha dotado de un sistema de alerta cuyos costes son, en
ocasiones, superiores a las ventajas que nos reporta.
En este capítulo se
relacionan algunas de las técnicas que se han estudiado para combatir el
estrés. El ejercicio físico moderado parece ser la menos controvertida. Sin
embargo, si el ejercicio se convierte en obligación o se practica en exceso
deviene en nuevo factor estresante.
Al igual que el
ejercicio, las prácticas de relajación y el seguimiento de una fe religiosa
parecen tener efectos positivos. Sapolsky plantea, no obstante, la duda de si
realmente las personas con mejor control del estrés son practicantes o si es la
práctica religiosa la que lleva a que el cuerpo segregue una menor cantidad de
glucocorticoides. Resulta difícil alcanzar una conclusión al respecto.
Lo que sí parece
cierto es que tener un mayor control sobre los factores estresantes reduce
notablemente el estrés. Así, se describe un experimento realizado en un
hospital consistente en permitir que los enfermos consumieran libremente
analgésicos para reducir el dolor, sin necesidad de que llamaran a una
enfermera cada vez que sintieran dolor. Se comprobó como, no sólo el consumo de
medicamentos mejoró, sino que, al saber que cuando no resistieran más el dolor
podrían poner fin al mismo tomando una pastilla, el nivel de estrés descendió
notablemente.
Por otro lado, todos
los factores que ayudan a controlar el estrés, pueden convertirse convertirse
en nuevos factores estresantes. Por ejemplo, disponer de información sobre el
funcionamiento de los aviones permite ganar confianza a aquella persona que
tema volar. Sin embargo, un exceso de información puede llevar a aumentar el
estrés. Lo mismo ocurre con los lazos familiares, que son una válvula de escape
para el estrés cotidiano ...., salvo que la propia familia sea una cárcel que
imponga sus criterios y no respete la individualidad de cada uno de sus
miembros.
En definitiva, ¿Por
qué las cebras no tienen úlcera? no ofrece más receta mágica contra el estrés
que el sentido común y la mesura; a cambio, nos da abundantes claves que
permiten comprender los efectos tan nocivos que produce en nuestro cuerpo y el
por qué de esa rémora que nos ha regalado la Evolución.
لنتخيل حمار وحشيّ يرعى بهدوء مع باقي القطيع في السهوب الأفريقية.
يهجم أسد، يتضوّر جوعاً، عليه.
ما الذي يمكن للحمار الوحشيّ فعله؟
يهرب
بصورة عفوية، ليتجاوز الأسد، وفيما لو يكن بصحة جيدة، فعلى الأرجح، يمكن أن يصل
ليهزأ بمطارده! وما إن يستعيد أنفاسه وبمجرد إجتماع القطيع من جديد، سيعود حمار الوحش
للرعي، حتى يحين موعد الذُعر القادم (وربما الأخير!).
لكن، ما الذي حصل لحمار الوحش وحقق له هذه القدرة الرائعة على الجري،
وبالتالي، ضمن له إنقاذ حياته؟
لقد زوّد التطوُّر الحيوانات (وبينها الإنسان، كما هو مفترض) بمجموعة من الأمور، التي تسمح له بإنقاذ حياته
بهكذا ظروف.
الآلية بسيطة:
سيعاني الحيوان من توتُّر فوريّ، يُوقِف كل الوظائف الجسدية التي
تستهلك الطاقة، وبالتالي، سيخدم هذا ما هو مهم بتلك اللحظات ألا وهو الفرار.
وما يحصل مع حمار الوحش، هو إيقاف النشاط المعدي، سيتوقف الإحساس
بالجوع، سيتم طرد الفضلات، سيجري تأجيل أيّ إحساس بالآلام (بما فيها جروح، قد تسبب
بها الأسد المهاجم بجسم حمار الوحش)، وهكذا، يتم توظيف كل الطاقات والجهود لتحقيق
هدف واحد، ألا وهو البقاء على قيد الحياة.
هذا ما يحدث، بملامحه الكبرى، مع الحيوانات، لكن، كذلك يحصل مع البشر.
فعندما ينفذ صياد في العصر الحجريّ كميناً لهدف ما، سيكون بأقصى حالات التوتُّر،
وسيوجه كامل طاقته لهدف وحيد، هو الصيد أو الفرار. وبتجاوز العامل المُوتِّر،
ستعود المستويات الجسدية لوضعها العادي المتمثل بذاك التوازن المؤقت.
لكن، ما الذي يحصل فيما لو لا يظهر العامل المُوتِّر، بصورة منتظمة،
ويختفي بمناسبة لاحقة؟ كيف سيتفاعل الجسم فيما لو يستمرّ الإحساس بالتوتُّر بمرور الزمن؟
الجواب، هو أنّ التطوُّر قد زودنا بما هو لازم للتفاعل مع العناصر
المُوتِّرة بنمط عرفته المجتمعات الغربية، فقط، من خلال الروايات وكتب التاريخ، الأفلام
أو البرامج الوثائقية حول القبائل القديمة.
لا يموت الإنسان الحديث من الجوع، فيما لو لا يتمكن من الإصطياد؛ ليس مهدداً بكائنات بريّة أو بمناخ متقلب بحدّة. يشكّل كسر الساق مناسبة جيدة
للإستراحة من العمل ومن غير المحتمل الموت جوعاً في حقبة زمنية محددة. بل على
العكس من ذلك، يواجه هذا الانسان عالماً، الأمور المقلقة، فيه، هي في مستقبل بعيد (كمثال، خلال عامين سأخرج
للتقاعد من شركتي ولن يكفيني راتبي لاعيش بصورة جيدة وقتها)، عبارة عن توقعات
محضة (ربما ما تواجهه الشركة من صعوبات اقتصادية، ستدفعها لتخفيض عدد العمال وأنا
سأكون من بينهم) ومستمرة بمرور الزمن (بيئة عمل سيئة، مشاكل عائلية...الخ).
وامام كل تلك العناصر، سيتفاعل جسمنا بصورة متماثلة، فيما لو نُهَاجَمْ
من أفعى بيتون. تضعنا بحالة تأهب قصوى، يتوقف تخصيص الموارد للوظائف الأساسية (تغذية، مناعة، ذاكرة...) لمواجهة هذا العامل والأمل بإنهائه، لكي تتم العودة
للوضع العادي وعودة الوظائف لطبيعتها. تكمن المشكلة عند زيادة زمن
العامل المُوتِّر، وبالتالي، زيادة زمن التوتر، بحصول آثار سلبية على
الكائن ذاته.
يأخذ روبرت سابولسكي هذا الطرح بوصفه نقطة إنطلاق بكتابه، لكي يضيء على التبعات المريعة لهذا التوتُّر
فيما لو طال امده.
يعطي الإطلاع على فهرس كتاب "لماذا لا يُصاب حمار الوحش بالقرحة
المعدية؟" فكرة عن حجم الجهود البحثية التي بذلها هذا العالم الأميركي، علما
أنه يمكن لعناوين فصول الكتاب أن تُثير الخوف عند القاريء، مثل نوبات قلبية والموت
بحسب معتقدات الفودو، قرحة معدية، إلتهاب قولون وإسهال، قزمية، الجنس والتكاثر،
التوتُّر والذاكرة، التوتُّر والنوم، التوتُّر والاكتئاب العميق، الشيخوخة والموت على
التوالي.
يحتوي كل فصل على توصيف "تطوريّ" يشرح سبب إنقطاع أو تخفيف
عمل وظيفة ما، وما هو الهدف التطوريّ منه.
على سبيل المثال، لماذا عندما يهرب حمار الوحش، يُوقف الهضم بصورة
فجائية، إضافة لطرحه براز نصف سائل؟
يستلزم الهضم إستهلاك طاقيّ هائل، ولهذا، إيقاف الهضم آلياً،
يساهم في توجيه تلك الطاقة نحو ساقي الحيوان، وبالتالي، التمكُّن من الفرار بسرعة أكبر. وطرد
البراز بتلك الصيغة، كذلك، يسهل عملية الفرار (تسمى هذه العملية عند البشر "الإسهال"، وتصيبنا غالباً في حالات توتُّر قد تؤدي لمشاكل خطيرة فيما لو
تستمر بمرور الزمن).
وما الذي يحدث مع الذكريات والذاكرة بالعموم؟
يؤدي الإجهاد (التوتُّر)، بلحظته الأولى، لحصول حالة إنتباه قصوى. يتوجب على حمار الوحش التيقُّظ جيداً بكل ما يحيط به، أن يعرف أيّ
طريق سيسلك، فيما لو يتوجه له أسد آخر أو أن مُطارده قد اختار فريسة أسهل.
تختبر الحكمة الشعبية هذا الأثر، يعرف كل طالب بأنه حين يتوجه إلى
الإمتحان، سيظهر لديه نوع من التوتُّر (القلق) الدافع لتحصيل نتائج أفضل، في حين
يشكِّل الإفراط في الهدوء والاسترخاء عامل مؤذي كقضاء ليلة كاملة بدراسة ما لم تتم
دراسته بكامل منهاج المادة. مع هذا، فيما لو يطول عامل التوتير (القلق)، فلن يتمكن
جسمنا من الحفاظ على مستوى التيقُّظ، ولا على المزيد من الموارد، وهو ما يؤدي إلى
الإنهيار، يُخرِّب التوتُّر (القلق) المستمر عصبونات منطقة الحصين في الدماغ،
ويُقلّل، بلتالي، حجم تلك المنطقة.
إثر إبرازه لأهمية الآلية التكيفية، يتابع سابولسكي شرح الكيفية التي يتمكن جسمنا عبرها من إنتاج
تلك الآثار. لأجل تخفيف الإحساس بالآلام والسماح بالفرار، حتى بظلّ الإصابة بجروح
خطيرة، يقوم جسمنا بتوليد مواد مخدرة داخلية تمنع الشعور بالألم، لا تتولّد تلك المواد
المخدرة تحت ضغط التوتُّر (القلق) فقط، كذلك، تتولد جرّاء استخدام تقنيات الوخز بالإبر الصينية والتي تسمح بإجراء عمليات جراحية دون الحاجة لاستخدام التخدير
فيها.
ربما يُعتبر هذا الفصل معقّد قليلاً بالنسبة للغالبية من القرّاء، حيث
يجري استخدام أسماء بروتينات، نواقل عصبية وغيرها مما يتصل بالموضوع وهي غير معروفة
كثيراً للعامة.
لكن، بالواقع، يجب أن لا يدفعنا هذا لعدم قراءته، بل على العكس يمكن
الإستفادة منه حتى بدفعنا للبحث نحو فهم أفضل.
يصعب، في بعض المناسبات، التمييز بين الأثر والسبب.
يتسبب القلق (التوتُّر، الإجهاد) بحدوث حالة نوم سيئة (سواء
لناحية تخفيض عدد ساعات النوم، كما لجودة النوم ذاته)، وبذات الوقت، النوم
السيِّء، بدوره، هو عامل مُقلِقْ موتِّر من الطراز الأوّل.
لنتذكر بأنّه في فيتنام
وألمانيا الشرقية، شكَّلَ منع النوم عن الاشخاص، الذين يجري تحقيق معهم، لأيام عديدة،
أحد أكثر الوسائل فعالية.
كذلك، يبيِّن سابولسكي بأنّ العوامل الفيزيولوجية ليست العوامل
الوحيدة المؤثرة بكيفية تأثرنا بالتوتُّر، بل يوجد عوامل "نفسية"، ستحدد
كيف سيستجيب جسمنا مع التوتُّر المرتفع والمستمر. هكذا، يمكن لتلك العوامل تعديل
آثار التوتُّر (يمكن أن يشكِّل توجيه خطاب للعامة أمراً مثيراً للقلق، لكن، هناك من
سيراه فرصة عرض وظيفيّ مقابل من سيشعر، ببساطة، بأنه غير قادر على تخطيه واستمراره
كحالة مرضية).
تشكِّل الهجمات القلبية ضربات قاسية، تؤدي لحصول التوتُّر دون أدنى شكّ.
مع هذا، تبيِّن الدراسات بأن الأشخاص الممتلكين لمحيط عائلي أو إجتماعي قويّ،
يتجاوزون هذا الوضع بصورة أفضل من أولئك، الذين يواجهون هذا المرض وهم بحالة عزلة.
يمكن توفير تفسيرين لهذا الوضع، فمن جهة، منسوب التوتُّر عالي عند أولئك الأشخاص لعدم
لجوئهم لشخص موثوق للتخفيف عنهم، الأمر الذي يؤدي لإرتفاع تركيز الغلوكوز. ومن جهة
أخرى، لا يتمكن أولئك الأشخاص من تناول الأدوية الضرورية بوقتها المناسب، حيث لا
يوجد من يذكرهم بها.
هل هناك ما هو أصعب؟ على الوضع النفسي العصبي المناعي أو على
نمط الحياة؟ يصعب الوصول لنتيجة قاطعة.
ما هو مُتحقَّق منه، تجريبياً، هو كون العوامل الموَّتِّرة
المتوقعة (أو التي نرى أنها كذلك) التي يمكننا التحكُّم بها بصورة ما، تساهم
بتوليد إستجابة ذات ضرر أخفّ. كمثال، تتوتّر الفئران المخبرية التي تتلقى شحنات كهربائية
إثر قرع جرس، بصورة أقلّ من توتُّر الفئران التي تتلقى الشحنات الكهربائية دون قرع
جرس التنبيه بصورة مسبقة (سيتوتر الطالب بصورة أكبر عندما لا يعلم مُسبقاً عن نوع
الامتحان الذي سيخضع له، مقارنة بطالب يعرف مسبقا كل حيثيات الإمتحان الذي سيتعرض
له).
وكذلك الحال، تُنتِجُ قيادة السيارة توتراً أقلّ من ركوب طائرة، علماً أن
معدلات حصول حوادث الطيران منخفضة جداً مقارنة بحوادث السيارات، وذلك، لأننا نعتقد
بأنّ قيادتنا للسيارة، ستعني أنها بمتناول يدنا ويمكننا تفادي وقوع الحادث، لكن، لا يمكننا
التخمين بخصوص الطيّار ولا نمتلك أيّ تأثير عليه.
في ظلّ ذاك السواد الذي يلفّ المشهد، يفتح لنا سابولسكي نافذة أمل، من خلال الفصل الأخير الخاص
بالخبرات والمناهج، التي ساهمت بتجاوز ماضي تطوريّ سيء، من خلال ما جرى تزويدنا به
من جهاز إنذار / تنبيه، ربما أثمانه باهظة، وقد تفوق الفوائد التي نجنيها منه
أحياناً.
يُشار في هذا الفصل لبعض التقنيات التي
درسوها لمكافحة التوتُّر. ويبدو أنّ ممارسة التمارين الرياضية باعتدال، هو الأكثر
توافقاً والأقلّ إثارة للجدل.
مع ذلك، في حال انتقال التمارين الرياضية إلى صيغة واجبات
إلزامية أو ممارستها بإفراط، فستصبح عامل موتِّر.
وكما هو الحال مع التمارين الرياضية، يمكن لعمليات
الإسترخاء وامتلاك خبرات روحية أو دينية صوفية،
أن تشكِّل أموراً إيجابيةً بحالة التوتُّر.
يقول سابولسكي، مع هذا، فمن الصعب الوصول لخلاصات قاطعة
بتأثير تلك الأمور.
ما هو مؤكد، هو أنّه كلما زاد التحكُّم بعوامل متسببة بالتوتُّر،
سيحدث تخفيف بظهوره بصورة ملحوظة. كما تصف تجربة محققة بمشفى عبر السماح للمرضى
باستهلاك مسكنات الألم بحريّة لتخفيفه، دون الحاجة لاستدعاء الممرضة، كلما شعروا
بالألم. جرى التحقق من أنه لم يحصل التحسُّن بفضل المسكنات فقط، بل بفضل معرفتهم
أنهم لن يتحملوا الألم وبإمكانهم وضع حدّ له بأخذ حبّة دواء، والنتيجة حدوث
انخفاض ملحوظ بالتوتُّر.
من جانب آخر، يمكن أن تتحول جميع العوامل المساعدة على ضبط التوتُّر،
إلى عوامل جديدة متسببة بحدوثه أو ظهوره. على سبيل المثال، توفير معلومات حول عمل الطائرات،
يسمح باكتساب ثقة الشخص، الذي يرغب بالسفر على متنها. مع ذلك، يمكن لتكثيف التزويد
بالمعلومات، أن يؤدي لازدياد منسوب التوتُّر.
يحصل ذات الأمر في الروابط العائلية، والتي تشكل متنفساً بمواجهة
التوتُّر اليومي، إلا عندما تتحول العائلة إلى سجن، تفرض فيه معاييرها ولا تحترم
الخصوصيات الفردية عند كل عضو فيها.
في النهاية، يزودنا كتاب "لماذا لا تُصاب حمير الوحش بالقرحة
المعدية؟" بمعلومات هامة حول التوتُّر، والذي، بالعموم، يقدم لنا معلومات هامة
تسمح بفهم الآثار الضارة التي يمكن أن يُنتجها التوتُّر بالجسم، وسبب حصوله
بلحظات معينة، كضرورة قدمها التطوُّر لنا وهدية لا تُقدّر بثمن!
ليست هناك تعليقات:
إرسال تعليق