Si el escamado que originó a las
serpientes se asemejó al monitor sin
oídos, las serpientes
derivarían de un ancestro semiacuático, como este lagarto piscívoro. Esa
conclusión sustentaría la teoría
de los marinistas, avalada por
las paquiófidas. Sin embargo, muchas de las adaptaciones que remiten a un
origen marino, en especial la pérdida
de miembros y el
alargamiento del tronco, concuerdan también con un modo de vida fosorial.
Además, el fortalecimiento del cráneo, que incluye el cierre y protección del cerebro
con paredes óseas (en los lagartos hay sólo tejidos blandos), junto con la
adquisición de tamaños muy pequeños (una minia- turización), inclinan a pensar
en un modo de vida en el que el lagarto buscara a sus presas sobre el suelo
(esas mismas adaptaciones resultan frecuentes en los lagartos ápodos, por ejemplo
en las anfisbenas).
La adopción de un modo de vida
subterráneo, a diferencia del acuático,
suele llevar consigo
la atrofia
de la audición y la visión, con todos sus
componentes asociados. Las vibraciones del suelo les llegan a las mandíbulas;
desde allí, se transmiten a través
del hueso cuadrado,
la columela (nuestro
“estribo”) y el oído interno. Las serpientes no
subterráneas ven, pero la región de su cerebro relacionada con la visión y la estructura misma de sus ojos, incluido
el mecanismo de enfoque, son tan diferentes de
los presentes en los lagartos, que parecen haberse
originado de nuevo a partir de ancestros no videntes o de visión reducida, tal
vez subterráneos. Complementan su percepción del mundo receptores térmicos y
sensaciones táctiles muy desarrolladas.
Muchos investigadores han visto en los rudimentos de huesos pélvicos
y miembros una señal llamativa de
primitivismo. Cierto es que la pérdida de los miembros anteriores ocurrió
pronto en la evolución de las serpientes; no obstante, los miembros posteriores
aún se encuentran presentes en todas las
escolecofidias, las aletinofidias basales e incluso en macrostomadas primitivas, como
Acrochordus, pariente próxima de las culebras, boas y pitones: sólo los han
perdido de verdad serpientes muy avanzadas.
Dinilysia, del Cretácico Superior de la
Patagonia argentina, cercana a las aletinofidias basales, muestra
en su cráneo caracteres que se han relacionado con un modo de vida
semiacuático. Dinilysia, sin embargo, es un miembro tardío dentro de la
radiación cretácica. Su
tamaño poderoso y hábitat continental su- gieren que pudo ser una forma
de KBAG adaptada secundariamente a los ambientes lagunares. Tal hipótesis
guarda coherencia lógica, si consideramos los 30 millones de años de evolución
que la separan de Najash y una amplia
dispersión por el
norte y sur de
Gondwana.
Dispersión
Tras una importante expansión gondwánica
a lo largo del Cretácico, las serpientes cruzaron el mar de Tethys. Con mayor
precisión, el mar se fue cerrando, mientras Africa, España, Turquía y otras
regiones se acercaban a Europa. Hacia fines del Cretácico,
las serpientes empezaron a difundirse por
los ecosistemas laurásicos europeos y norteamericanos, aunque a otros lugares,
como Asia Central, tardaron más en llegar.
Para el Terciario Temprano, las
serpientes se habían extendido por los Trópicos. Iban ya apareciendo varios
grupos modernos, entre ellos las boas genuinas. Estas macrostomadas, que pueden
sobrepasar los diez metros de longitud, conservan rudi- mentos de la cintura
pélvica y los miembros posteriores, que los machos utilizan para sujetar a la
hembra durante la cópula. A diferencia de otras serpientes avanzadas, poseen
premaxilares con dientes.
Muchas boas tienen a los lados del rostro numerosos receptores térmicos,
las “fosetas loreales”, que detectan el calor
de las presas.
Presumiblemente durante el Terciario
Temprano, aparecieron, en algunas serpientes, especializaciones para inocular
veneno, producido por sus glándulas salivales modificadas. Esos venenos actúan
de modo dispar sobre el organismo. Podemos clasificarlos, a grandes rasgos,
en neurotóxicos y hemolíticos.
Los primeros afectan al sistema
nervioso; causan parálisis respiratoria y ceguera. Los hemolíticos destruyen
irreversiblemente las células y los tejidos, con las consiguientes disfunciones
y fuertes hemorragias.
En algunas serpientes, el
veneno se desliza por una acanaladura abier- ta en los dientes de la
parte posterior del maxilar (opistoglifos). En otras, muy ponzoñosas, los
dientes inoculadores, que forman un surco cerrado, se hallan en la parte
anterior del maxilar (proteroglifos). Y aún en otras, el maxilar es corto y
móvil, de modo que el diente inoculador, largo y con el canal cerrado,
convertido en una aguja hipodérmica de gran extensión (solenoglifos), se
guarda en posición horizontal en la boca cerrada paralelo al paladar; al abrir
la boca, los colmillos inoculadores se tornan verticales y en
posición de ataque.
A este último tipo de serpientes
venenosas pertenecen las víboras, que carecen de una representación fósil
esclarecedora. El grupo, que no se extiende más allá del
Terciario Superior, incluye también los crótalos. Poseen
colmillos desproporcionadamente
grandes y solenoglifos, y evolucionaron pronto, si se
com- para con las boas. Algunas víboras presentan una especial sensibilidad en
sus dos únicos receptores térmicos loreales que les permite cazar mamíferos por
la noche o seguirlos a sus cuevas
subterráneas. En los crótalos, la sensibilidad de las fosetas termorreceptoras
es tan alta, que captan cambios de milésimas de grado centígrado. Algunos crótalos han desarrollado
el “cascabel”, una estructura deriva- da de la piel que se encuentra al
final de la cola y funciona como dispositivo de advertencia. Las boas y las víboras se han convertido así en expertas cazadoras de mamíferos; las
primeras utilizan la constricción y sofocación, las segundas recurren a
eficaces venenos.
Hacia
mediados del Terciario,
a partir de serpientes de aspecto semejante a las boas, por ejemplo
Acrochordus, se desarrollaron explosivamente nuevos grupos de ofidios de
pequeño tamaño, las culebras o colúbridas. Terminaron por constituir las dos
terceras partes de las serpientes actuales. Las boas se asocian hoy a los
trópicos; las culebras, en cambio, presentan una mayor flexibilidad ambiental:
toleran en sus hábitats rangos de temperatura más amplios, como los que imperan
desde me- diados del Terciario. Las culebras poseen cortos colmillos en la
parte posterior de la boca y su veneno, débil, sirve de sedante para
inmovilizar a la presa. Algunas culebras que se alimentan de anuros, como
Xenodon, utilizan los dientes, muy grandes, para perforar los pulmones de sus
presas, que acostumbran inflarse para aparentar un tamaño mayor y a la vez para
que cueste tragarlas.
Tras el Mioceno, algunas serpientes
emparentadas con las culebras desarrollaron poderosos venenos, aunque con modos
de inoculación distintos de los que utilizan las víboras. Pese a que su veneno, también derivado de las glándulas salivales,
es muy tóxico, los dientes inoculadores se sitúan en la parte posterior de la
mandíbula. En las elápidas, grupo que incluye a las cobras, las mambas, las
corales y las peligrosas serpientes de mar, los dientes, no retráctiles, han
migrado hacia la región anterior de la
boca, donde pueden servir de defensa. En las atractaspídidas, posibles elápidas
primitivas con especies que se alimentan de anfibios ápodos (las cecilias), se
han desarrollado dientes de tipo solenoglifo, como los de las víboras.
Una historia compartida
La historia de las serpientes se halla
íntimamente ligada a la de los mamíferos. Si bien han surgido mucho después,
resultan muy sugestivas sus adaptaciones térmicas, que les permiten cazar
mamíferos con aterradora precisión.
Cuando aparecieron a principios
del Cretácico, en los territorios de Gondwana,
los principales grupos de mamíferos presentes eran los driolestoideos y
gondwanaterios, aunque también es posible que hubiera monotremas, como el
ornitorrinco y también los armadillos primitivos.
Especialistas en presas pequeñas,
aquellas primeras aletinofidias no precisaban de una apertura bucal exagerada
para dar cuenta de ellas. Sin embargo, considerando el costo energético
invertido en la cacería de micromamíferos, resulta explicable la ventaja de
cazar una presa más voluminosa. Quienes
pudieran, preferirían optar por las piezas más ambiciosas. Desconocemos si las
primeras serpientes macrostomadas capaces de una apertura
grande de boca buscaron presas
mayores, pero suponemos que sí: pequeños dinosaurios (las de tierra firme) y
grandes peces o pequeños reptiles marinos (las paquiófidas del mar de Tethys).
Lo sorprendente es que, según la
hipótesis terrestrista, para mediados del Cretácico ya habría serpientes
especializadas en la vida en varios ambientes. Esto supone una radiación
evolutiva veloz, en la que no hubo tiempo suficiente para que los linajes se
despojaran de algunas de sus características primitivas; por ejemplo, las
patas. Por ello, no es ilógico esperar que casi todas las serpientes cretácicas
conserven restos de extremidades posteriores.
Integradas en la radiación evolutiva de
los lepidosaurios, las serpientes
se hallan capacitadas para deglutir presas más voluminosas que ellas
mismas y generar poderosos vene- nos, trepar por superficies imposi- bles,
nadar e incluso planear entre los árboles de la selva. Sus colores pueden
ser tanto apagados y mimé- ticos como brillantes. Mientras nues- tros ancestros
primates saltaban entre las ramas, enormes serpientes, como la africana
Gigantophis, buscaban su presa por el suelo, y no pocas veces las serpientes
nos han atacado o dado horribles sustos, por lo que muchos humanos conservamos
una repulsión ancestral hacia ellas.
Numerosas culturas han llevado su imagen
a los altares con diferentes atributos. Fue una
serpiente la que le robó la inmortalidad a Gilgamesh y engañó a Eva, y fueron
serpientes las que
promovieron el culto de Seth en
Egipto, de Quetzalcóatl en Centroamérica y de las dos serpientes gigantes
enemigas, CaiCai y Tren-Tren, en la Patagonia argentina. Son las serpientes la
encarnación de un peligro: los indios hopis
las usan en
sus danzas y los hindúes en sus
ritos. También los griegos simbolizaron
con ellas el saber médico. Las
serpientes son tan buenas cazadoras de micromamíferos, que en los
lugares donde se las elimina
aumenta la cantidad de ratas y agentes
transmisores de enfermedades.
Aún hoy, muchas serpientes inofensivas,
principalmente culebras, aun- que también otros lagartos ápodos, pagan con sus
vidas su semejanza con otras especies peligrosas. Son víctimas de nuestra
ignorancia acerca de estos sorprendentes
lepidosaurios.
El autor Sebastián Apesteguía es
paleontólogo del Museo Argentino de Ciencias Naturales, donde trabaja desde
1988, director del Area de Paleontología del CEBBAD (Fundación Félix de
Azara-Universidad Maimónides) y titular de la cátedra de Herpetología de la Universidad
CAECE. Ha descubierto varios yacimientos fosilíferos cretácicos, entre los que
se halla “La Buitrera”. Es autor de 42
artículos científicos y
4 libros de dinosaurios para jóvenes.
Investiga sobre la evolución de los esfenodontes y de los dinosaurios
saurópodos.
Bibliografía complementaria
LA “VISIÓN” INFRARROJA DE LAS SERPIENTES.
Eric A. Newman y Peter H. Hartline en
Investigación y Ciencia, págs. 88-98, mayo 1982.
THE ORIGIN OF
SNAKES: LIMITS OF A SCIEN-
TIFIC DEBATE. Olivier
Rieppel y Maureen Kearney en Biologist, vol. 48, n.o 3, págs. 110-114; 2001.
VENENOS DE SERPIENTES. DIVERSIFICACIÓN
AN-
CESTRAL DE PROTEÍNAS ANCESTRALES. Juan
José Calvete, M.a Paz Moreno Murciano y
C. Marcinkiewicz en Investigación y Ciencia, págs. 33-35, abril
2003.
A CRETACEOUS
TERRESTRIAL SNAKE WITH RO-
BUST HINDLIMBS
AND A SACRUM. Sebastián
Apesteguía y Hussam Zaher en Nature, vol.
440, págs. 1037-1040; 2006.
https://nanopdf.com/download/najash_pdf
فيما لو أعطى نوع حرشفي شبيه بالسحلية، التي ليس لديها أذنين الأصل
للأفاعي، فهذا يعني أن سلفها ذو حياة نصف مائيّة، حاله حال السحالي آكلة الأسماك.
تدعم هذه الخلاصة الفرضية البحرية سالفة الذكر. مع ذلك، يتوافق الكثير من التكيفات
التي تعود لأصل بحري، سيما فقدان أعضاء واستطالة الجذع، مع نمط الحياة تحت
الأرضية البرية. كذلك، تطور الجمجمة، الذي يتضمن إغلاق وحماية للدماغ من خلال جدران
عظمية (لدى سحالي اليوم أنسجة لدنة لا عظام)، إلى جانب اكتساب أحجام
صغيرة، يدفع إلى التفكير بصيغة حياة ستبحث فيها السحالي عن فرائس على سطح الأرض (تحضر ذات التكيفات بشكل متكرر لدى السحالي بلا قوائم، وعلى سبيل المثال، لدى
السحالي الدودية الراهنة).
تبني نمط حياة تحت أرضيّ، بخلاف النمط المائيّ البحري، عادةً، ما يؤدي
لضمور حاستي السمع والرؤية وبكامل المكونات المرافقة لها. تصل الاهتزازات الأرضية
إلى الفكين، ومنها تنتقل عبر العظم الرباعي، ثم عظم الركاب والأذن الداخلية. ترى
الأفاعي العادية والتي لا تعيش تحت الأرض، ولكن، تختلف مناطق الدماغ المسؤولة عن
الرؤية وبنية العينين، بما فيها آلية التركيز، عما لدى السحالي، والتي يعود
أصلها، من جديد، إلى أسلاف عميان أو ذوى رؤية محدودة، وربما عاشوا تحت
الأرض. تتمكن الأفاعي التحت أرضية من تصوُّر العالم وإدراكه عبر مستقبلات حرارية
وحسيّة لمسية بالغة التقدُّم.
رأى كثير من الباحثين في تقلصات العظام الحوضية والأعضاء كإشارة لافتة
على بدائيتها. حيث حدث فقدان القوائم الأمامية فجأة في تطور الأفاعي، مع هذا، بقيت
القوائم الخلفية حاضرة عند كل أنواع ثعابين دودة الأرض، ألينتوفيديس قاعدية aletinofidias basales وحتى الماكروستوداماس البدائية مثل النوع ثعبان الأكروخوردوس الذي يملك صلة قرابة
مع المعطشات، البوا والبيتون.
يحضر لدى الأفعى دينيليزيا، التي عاشت في
باتاغونيا الأرجنتينية خلال العصر الكريتاسي ولديها صلة قرابة مع النوع ألينتوغيديس القاعدية، جمجمة بميزات تتصل بنمط حياة نصف مائيّ، مع ذلك، هو عضو
مُتأخّر بسياق الإشعاع الكريتاسي. حيث يوحي حجمها الهائل ومسكنها القاريّ، بأنها إنتمت إلى نمط المؤشر KBAG سالف الذكر في الجزء الثاني، وأنها متكيفة بصورة ثانوية مع بيئة البحيرات.
تحتفظ تلك الفرضية ببعض
التماسك المنطقيّ، فيما لو نأخذ بعين الاعتبار لحوالي 30 مليون عام من التطور التي
تفصلها عن الأفعى ناجاش وانتشار واسع في شمال
وجنوب القارة غندوانا.
الإنتشار
إثر الامتداد الهام لقارة غندوانا بطول عصر الكريتاسي، عبرت الأفاعي
بحر الثيس. وبدقة أكبر، مرَّ البحر بطور الإنغلاق، فيما اقتربت أفريقيا، إسبانيا،
تركيا ومناطق أخرى من أوروبا. وبنهايات الكريتاسي، بدأت الأفاعي بالإنتشار في أنظمة
بيئية لاوراسية أوروبية وأميركية شمالية، ولو أنهم قد تأخروا بالإنتشار صوب أماكن أخرى مثل آسيا
الوسطى.
في العصر الثلاثي الباكر، إنتشرت
الأفاعي في المناطق الإستوائية. حيث ظهرت عدة جماعات حديثة، بينها أفعى البوا (الأصلة) التي يمكن أن يبلغ طولها حوالي عشرة أمتار،
تحتفظ بمنطقة الزنار الحوضي القائمة على أعضاء أقدم، حيث استخدمها الذكور لجذب
الأنثى خلال الإقتران. وبخلاف أفاعي متقدمة أخرى، لديها فك علوي ملتحم بالأسنان. لدى الكثير من جماعات البوا مستقبلات حرارية عديدة على طرفي الوجه، وهي التي
تقوم باكتشاف حرارة الفرائس.
من المفترض أنه خلال العصر الثلاثي الباكر، قد ظهرت تخصصات لدى بعض
الأفاعي مثل حضور السمّ الناتج عن غدد لعابية معدلة. تعمل هذه السموم بصورة
مختلفة على الكائن الذي يتلقاها. يمكننا تصنيفها بملامح كبرى كسموم تؤثر على
الأعصاب وسموم انحلالية، حيث تؤثر الأولى على الجهاز العصبيّ فتؤدي لحدوث شلل
تنفسي وعمى؛ فيما تدمر الثانية، بصورة لا رجعة فيها، الخلايا والأنسجة مع ما
يرافقها من تعطُّل ونزيف حاد.
عند بعض الأفاعي، يحضر السمّ في أخاديد مفتوحة في أسنان القسم السفلي
من الفك العلوي. فيما يحضر السمّ
لدى أفاعي أخرى سامة للغاية بأسنان تشكّل إخدود مغلق تقع في القسم الأمامي من الفك
العلوي. وكذلك، لدى أفاعي أخرى، الفك العلوي قصير ومتحرك، بحيث يطول
السنّ المنتج للسمّ وبقناة مغلقة، بحيث يتحول لإبرة تعمل تحت الجلد بصورة فعالة
للغاية، حيث تحتفظ بمستوى أفقي في فم مغلق بصورة متوازية مع سقف الفم،
وعند فتح الفم، تصبح تلك الأسنان عمودية وبحالة هجوم.
ينتمي لهذا النوع الأخير من الأفاعي السامة نوع الأفعاوات، التي لا يوجد تمثيل أحفوريّ لها. المجموعة التي لم تنتشر في زمن أبعد من العصر الثلاثي المُتأخّر،
تضمُّ ذوات الأجراس أفاعي الحفر. لديها أنياب كبيرة
بصورة غير متناسبة يُطلق عليها إسم بنية سنيّة، والتي تطورت بصورة
سريعة، فيما لو نقارنها مع أفاعي الأصلة. تمتلك بعض أفاعي الأفعاوات حساسية خاصة في
المستقبلين الحرارين الوحيدين، حيث يسمحان لها بصيد الثدييات أو تعقبها ليلاً.
فيما تُعتبر حساسية المستقبلات الحرارية، لدى أفاعي الحفر، أكبر بحيث يمكنها التقاط
تغيرات تبلغ جزء من ألف بالدرجة المئوية الواحدة، حيث طورت بعض أنواعها
"جرساً"، يشكّل بنية مشتقة من الجلد الموجود بنهاية الذيل ويعمل كجهاز
إنذار. لقد تحولت أفاعي الأصلة والأفعاوات إلى خبراء صيد الثدييات، حيث تستخدم
الأولى الإنقباض للخنق، وتلجأ الثانية إلى استخدام سمومها القاتلة.
بحدود منتصف العصر الثلاثي، اعتباراً من أفاعي شبيهة بالبوا، مثل
النوع Acrochordus، تطورت، بصورة حصرية، جماعات جديدة من الأفاعي صغيرة الحجم
كالمعطشات. والتي انتهت لتعطي ثلثي الأفاعي الراهنة. تعيش الأصلة في المناطق
الإستوائية اليوم، فيما تعيش المعطشات في بيئات متنوعة، حيث يمكنها تحمل درجات
حرارة متنوعة، كحال الأفاعي التي سادت اعتباراً من منتصف العصر الثلاثي. لدى
المعطشات أنياب قصيرة في القسم الخلفي من الفم وسمها ضعيف ويفيد بشلّ حركة
الفريسة. يستخدم بعض المعطشات التي تتغذى على الضفادع، مثل النوع Xenodon، أسناناً كبيرةً
جداً تخترق رئتي الفريسة، والمتعودة على الانتفاخ لكي تصبح بحجم أكبر
ويصعب ابتلاعها.
إثر مرور عصر الميوسيني، طورت بعض الأفاعي المتصاهرة مع المعطشات سموم
قوية، ولو أنها استخدمت صيغ تلقيح مختلفة عمّا لدى الأفعاوات. بما أنّ سمّها يرد من
الغدد اللعابية، فهو بالغ السميّة، تتموضع الأنياب في القسم الخلفي من الفك.
في عائلة الأفاعي العرابيد التي تضم بصفوفها
الكوبرا، المامبا، الكولار وأفاعي البحر الخطرة، انتقلت الأنياب نحو المنطقة
الامامية من الفم، حيث تساعدها في الدفاع. أما في عائلة الأفاعي الأتراكتاسبيدين Atractaspidinae وهي عبارة عن أفاعي عرابيد بدائية تضم بصفوفها
أنواع تتغذى على الضفادع الثعبانية، وقد طورت أنياباً كبيرةً بصورة غير متناسبة يُطلق
عليها إسم بنية سنيّة كحال الأفعاوات سالفة الذكر.
تاريخ مُشترك
يرتبطُ تاريخ الأفاعي، بشكل لصيق، مع تاريخ الثدييات. على الرغم من
أنها ظهرت بوقت لاحق، توحي تكيفاتها الحرارية بأنها قد سمحت لها باصطياد الثدييات
بدقة مذهلة. فعندما ظهرت بأوائل العصر الطباشيري، في أراضي قارة غندوانا، أوائل جماعات الثدييات الرئيسية الحاضرة وقتها هي:
دريوليستيدا Dryolestida ،وثدييات غندوانارغم إحتمال
حضور الكظاميات مثل خلد الماء والمُدرّع البدائيين.
كانت أوائل الأفاعي الأليتوفينيديس متخصصة بإصطياد
فرائس صغيرة، وليس لديها فتحة فموية هائلة الحجم لتناسب فرائس أكبر. مع ذلك، بأخذ
مسألة الصرف الطاقي المستثمر بعملية صيد ثدييات صغيرة، يُفهَم مقدار الفائدة
الممكن تحصيله من صيد فريسة أكبر. فمن يتمكن من
الفوز بفريسة أكبر لن يُقصّر. نجهل إن كانت أوائل الأفاعي الماكروستوماداس قادرة على فتح فمها
بصورة كبيرة، كي تبحث فرائس كبيرة، لكن، نفترض بأنّ فتحة فم كبيرة قد حضرت لدى
ديناصورات صغيرة برية وأسماك ضخمة أو زواحف بحرية صغيرة (مثل النوع تيتيس).
ما هو مدهش، هو أنه بحسب فرضية الأصل البرّي، حتى أواسط الطباشيري،
قد تواجدت أفاعي أمكنها العيش ببيئات متنوعة. يفترض هذا حدوث شعاع تطوريّ سريع،
حيث لم يتوفر وقت كافي، لتتخلص بعض السلالات من مزايا بدائية مثل القوائم خلاله.
لهذا، ليس غريباً احتفاظ جميع أفاعي الطباشيري تقريباً ببقايا الأطراف الخلفية.
جعلها إندماجها في الإشعاع التطوري لليبيدوصوريات، قادرة على إستهلاك
فرائس أكبر حجماً من حجمها ذاته، إضافة لحضور سموم قوية لديها، السير بأماكن صعبة،
السباحة وحتى تسلق الاشجار في الأحراش. تتنوع ألوانها من الداكن إلى الفاتح بصورة
مدهشة.
فبينما تنقَّلَ أسلافنا الرئيسيات بين الأغصان، بحثت أفاعي ضخمة مثل الجيجانتوفيس جارستيني الأفريقية تبحث عن
فريستها على الأرض، ومرات هجوم الأفاعي على البشر ليست قليلة، وما تسببه من هلع
شديد، وبهذا، نحتفظ كبشر اليوم بنفور بالغ من الأفاعي!
حملت كثير من الثقافات صور الأفاعي إلى مذابحها بموجب أسباب متنوعة. سرقت الأفعى نبتة
الخلود من جلجامش، وخدعت الأفعى حوّاء في الجنّة، فيما روّجت الأفاعي عبادة الإله
المصري ست، وفي أميركا الوسطى، عبدوا الإله الثعبان ذو الريش "كيتزالكواتل"، وفي باتاغونيا الأرجنتينية جرى اعتبار الأفعى CaiCai والأفعى Tren-Tren الضخمتين
والإسطوريتيتن بمثابة أعداء.
تشكل الأفاعي تجسيد للخطر، استخدمها هنود قبيلة هوبي
في رقصاتهم، فيما استخدمها الهندوس في طقوسهم الدينية. كذلك، استخدم اليونانيون
الأفعى كرمز للمعرفة الطبية.
الأفاعي عبارة عن صيادين مهرة لصغار الثدييات،
حيث يؤدي إختفاء الأفاعي من منطقة ما، لإزدياد حضور الجرذان والعناصر المتسببة
بالأمراض.
حتى يومنا هذا، الكثير من الأفاعي غير مؤذي، نجد بينها بصورة
رئيسية الكوليبرا، ولو أنّ سحالي فقدت قوائمها تدفع الثمن أحياناً جرّاء شبهها
بالأفاعي الخطرة!
هي ضحيّة جهلنا بأنواع الأفاعي والسحالي.
مؤلف هذه الدراسة سيباستيان أبيستيغيا Sebastián Apesteguía ، أخصائي بعلم الإحاثة ويعمل في متحف العلوم الطبيعية الأرجنتيني،
يعمل منذ العام 1988 كمدير لمكتب علم الإحاثة، ساهم باكتشاف عدد من المواقع
الإحفورية التي تعود للعصر الطباشيري، بينها موقع La Buitrera. ساهم بإعداد 42
مقال علميّ و4 كتب عن الديناصورات موجهة للشباب. باحث في تطور الطراطرة
والصوروبودا.
قد يهمكم الإطلاع على مواضيع ذات صلة
ليست هناك تعليقات:
إرسال تعليق