Intentos de “antología” del improperio
cristalizados en algunos volúmenes demuestran una vez más que la lingüística se
ha ocupado limitadamente de algunos fenómenos de las lenguas. El enfoque
pseudolexicográfico de algunos libros, y
el afán no mucho más que lúdrico
de coquetear con los tabúes –lo que no deja de ser legítimo, cuando es sincero
--, son la señal de que poco trabajo oficioso ha tenido lugar. Alguien debe
haber olvidado que insultar es “ Ofender a uno provocándolo e irritándolo con palabras
o acciones” (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, 1970) (el
subrayado es nuestro), o que el insulto verbal, tal vez el insulto por
excelencia, no es menos acto de habla que otros actos de habla, y sí es
particularmente interesante, dada su condición de transgresor de “lo correcto”
y violador de muchas máximas.
El insulto es también uno de esos
actos que expresan “ un estado psicológico del hablante, causado por un cambio
en el mundo que le atañe al interlocutor o a él mismo”(Haverkate, 1993), en
este caso, de un estado psicológico negativo. Al igual que la disculpa, está
causado por un estado de cosas negativo, solo que el afectado es el hablante. Este estado de cosas es
causado intencionalmente o no por el interlocutor --o, lo que es lo mismo, el
que resultará insultado—tal como sucede en caso del cumplido. En otras
palabras, en una situación previa lingüística o no, alguien es considerado
(justa o injustamente) causante activo o pasivo de un estado de cosas
desfavorable para alguien que, por su parte, tratará de restablecer el
equilibrio al convertirse en “insultador”. De este modo el hablante no solo
podrá expresar de algún modo su subjetividad (algo conocido como
“desahogarse”), sino además causará en el interlocutor semejante irritación.
El complejo “arte de injuriar” genera
insultos de diferentes naturalezas. Algunos, tal como vimos que ocurre con
muchos saludos, funcionan más en términos de valor y no de significación, pues
aún siendo altamente efectivos como ofensa, no nos remiten a un estado de cosas
posible en la realidad ni ofrecen descripción alguna del mundo
extralinguístico. En cambio, otros poseen un contenido proposicional tan
concreto que pueden ser confundidos con valoraciones negativas de gran
intensidad (lo mismo que el cumplido tiende a ser confundido con la valoración
positiva). Nótese, sin embargo, que en el insulto tiene que haber una dosis de
falsedad o, al menos, de hiperbolización, puesto que, dado un axioma de la
sabiduría popular, “la verdad, no ofende”. Luego, este tipo de insulto, acto
expresivo de apariencia valorativa, debe romper la máxima de calidad.
El insulto siempre rompe la máxima de
manera. Dado el caso de que hay personas más propensas a insultar que otras, en
cualquier contexto, justa e injustamente, y que hay actitudes que propician
insultos casi justificables, la máxima de relevancia en el insulto se cumple
unas veces, y otras, no. Huelga decir que el insulto siempre rompe las máximas
comprendidas en el principio de cortesía (generosidad, aprobación, modestia,
acuerdo y solidaridad), con excepción de la máxima fática, Un insulto puede tener actos perlocutivos de varias
naturalezas. Tal vez los más comunes sean las respuestas no verbales (como las
bofetadas), las reprobaciones (como cuando la víctima manifiesta que su
interlocutor está obrando con injusticia, está cometiendo un atrevimiento, o lo
está ofendiendo), las amenazas con posteriores acciones verbales o no verbales,
y la devolución del agravio, es decir, otro insulto.
En el caso de las respuestas verbales
injuriosas, vemos que en ocasiones crean pares de miembros análogos como la
clásica pareja en que cada hablante, por turno, trae a colación a la
progenitora del otro, o como cuando se profiere una ofensa nominal o adjetiva y
se contesta que “más (sustantivo/adjetivo) será(s) tú/ tu (ser querido)”. En
ocasiones una pareja de agravios puede dar inicio a una cadena de réplicas
igualmente análogas en las que se van añadiendo progresivamente elementos
enfáticos. Casos en los que al estilo
de las fuerzas policiales, como recordara Borges, todo lo que diga podrá ser
utilizado en su contra.
También existe la posibilidad de no
recibir respuesta alguna, dada por la comodidad de insultar a alguien en su
ausencia, incluso, en ausencia de cualquier posible interlocutor. De todos los
insultos este, el “monologado”, es de los que mejor ilustran la naturaleza de
los actos de habla expresivos, puesto que el emisor exterioriza su actitud
psicológica negativa sin otra intención comunicativa que la de autoexpresarse.
Otro ejemplo no menos propicio, es el del autoinsulto, donde el hablante se
elige a sí mismo como recipiente del insulto.
Una posible tipología del insulto
debería registrar entre los tipos más productivos
aquellas ofensas que asignan calificativos negativos al referente por medio de
sustantivos, adjetivos, o lexías. Este grupo daría lugar a una serie de
subgrupos entre los que entrarían, por ejemplo, las ofensas relativas a la
escasez de inteligencia o de salud mental, las que tienen que ver con conductas
ético-morales socialmente reprobadas, entre ellas, las que sugieren que el
receptor o alguna de sus personas más allegadas tienen determinadas conductas
sexuales, o las que llevan implícita una comparación con animales que han
devenido símbolos de comportamientos y características censurables.
Otro grupo importante sería el de
aquellos insultos que proponen que el “insultado” realice determinadas acciones
como que se dirija “a una localidad muy general que tiene varios nombres”
(Borges, 173), o que cambie su actividad en el momento del agravio por alguna
de las acciones que solo se ejecutan en privado o en pareja.
También estaría como muy productivo el
grupo de insultos en forma de “declaración de que el hablante realiza
determinadas acciones nefandas” (Milián, 28) sobre el oyente o algún familiar
cercano de este. Muy revelador de la cultura de los hablantes, resultaría un
estudio de las marcas ideológicas de los insultos más comunes dentro de este
último grupo. Por ejemplo, en una cultura como la nuestra no es casual que
“Dios” y la
madre del interlocutor se cuenten
entre los más usuales pacientes sobre los cuales recae la acción del verbo.
Otro curioso elemento ideológico del
insulto es que un mismo contenido proposicional puede constituir una ofensa
para algunos hablantes y para otros no. En casos extremos, la misma frase lo
mismo puede ser recepcionada como un agravio o como un elogio.
Siempre lo negativo del insulto como
acto de habla y la propia transitividad del discurso, darán lugar a una
especial creatividad, incluso, superproducción, aunque el escrupuloso sistema
solo recoja una reducida lista de tan coloridas unidades. En cualquier caso,
“... ya las recetas callejeras del oprobio ofrecen una ilustrativa maquette de lo que puede ser la
polémica. “ (Borges, 173)... o de lo que no podrá ser la polémica, a falta de
estudiosos dispuestos a analizar el insulto sin embarazo, o por el caos que
pudiera significar un posible exceso de informantes.
تبين محاولات "المختارات الأدبية" الحثيثة التبسيطية ببعض الأحجام،
من جديد، بأن الدراسات اللغوية قد انشغلت، بشكل غير محدود، ببعض مظاهر اللغة.
الطرح العلمي اللغوي الزائف ببعض الكتب، والاتجاه المغازل للمحظورات - والذي لا
يفقد مشروعيته، عندما يتسم بالصراحة والوضوح -، تُشير إلى العمل الرسمي الضئيل المنجز
في هذا المضمار.
توجب على أحد ما نسيان أنّ الشتم، هو عبارة عن "إهانة شخص
والتسبب بإثارته عبر استخدام كلمات أو أفعال" (وفق القاموس الملكي
الأكاديمي الإسباني، 1970) (وضعنا خطّ تحت الكلمات)، أو أن الشتم اللفظي، ربما هو
الشتم بامتياز، ليس أقل من فعل كلام مكافيء لأفعال كلام أخرى، ويملك أهمية خاصة
بينها، بسبب تجاوزه "لما هو صحيح" وإنتهاكه للكثير من الثوابت.
الشتيمة، كذلك، أحد أفعال الكلام التعبيرية "حالة نفسية للمتكلم،
سببها تغير في العالم الذي يعيش فيه المحاور أو المتكلم ذاته" (هافيركات،
1993)، في هذه الحالة، هي حالة نفسية سلبية.
وكما هو الحال مع الإعتذار، الناشيء عن
وضع سلبي، المتأثِّر هو المتكلم فقط. يمكن أن ينشأ هذا الوضع بشكل مقصود أو
لا من قبل المحاور - أو ما هو ذات الشيء، من يتلقى الشتيمة - كما يحدث في حالة
إنجاز العمل أو إتمام الوعد.
بكلمات أخرى، في وضع سابق لغوي أو لا، يعتبر أحد ما (بشكل
عادل أو لا) المتسبب عمدا أو لا عن وضع سلبي لأحد، من جانبه، سيحاول إقرار التوازن
من خلال تحويل نفسه إلى "شتّام".
لن يتمكن المتكلم، هكذا، من التعبير
بصيغة ما عن شخصيته فقط، بل سيسبب ظهور هياج مشابه لدى المحاور أيضاً.
تخلق مجموعة "فن الشتم" شتائم ذات طبيعة مختلفة.
بعضها، وكما رأينا
ما يحدث مع كثير من التحيات، يعمل وفق مصطلحات قيمة لا معنى، ففعاليتها
عالية كإهانات، لا تنقلنا إلى وضع ممكن في الواقع ولا توفر أي توصيف للعالم خارج اللغة.
في المقابل، شتائم أخرى ذات محتوى اقتراحي محدد يمكن الخلط بينها وبين تقييمات
سلبية شديدة للغاية (يحدث ذات الأمر مع إنجاز العمل أو إتمام الوعد، حيث يجري الخلط بينه
وبين التقييم الإيجابي).
لاحظوا، مع ذلك، بأن الشتيمة يجب أن تتضمن جرعة من الخطأ، أو على الأقل، شحنة من
الغضب الهائل، لأنه، ووفق الحكمة الشعبية البديهية، "الحقيقة، لا تُسيء
لأحد".
كذلك، يجب على الشتيمة، كفعل كلام تعبيري ذو مظهر تقييمي، أن تبدو سيئة الطابع أو مُنخفضة الجودة.
تبدو الشتيمة سلبية دوماً.
لكن، هناك أشخاص شتّامين أكثر من أشخاص آخرين، في كل
حال، على نحو عادل أو لا، فهناك مواقف قد تؤدي إلى تبرير الشتيمة، حيث تستوفي
الشتيمة هذا الأمر أحياناً وأحيانا لا.
غنيٌّ عن القول بأنّ الشتيمة تنقض دوماً
مبدأ التهذيب (الكرم، التوافق، التواضع، الاتفاق والتضامن)، باستثناء إنهائها
للمحادثة، يمكن أن تملك الشتيمة أفعال كلام تنفيذية ذات طبيعة متنوعة. ربما،
الأجوبة الأكثر انتشاراً هي غير لفظية (الصفعات واللكمات)، الشجب (عندما تُعبِّر
الضحية (أنثى أو ذكر) عن سوء معاملة المُحاور، الذي يرتكب إساءة بحقها أو يعنفها)، التهديد بأفعال كلام
آتية أو بأفعال غير لفظية، رد الصاع صاعين، أي الرد بتوجيه شتيمة أخرى.
في حالة الإجابات اللفظية السيئة، نرى أنه، في بعض الأحيان، تُخلَقُ أزواج من
القياسات المتماثلة، كالثنائية التقليدية، التي يتبادل المتحدث والمتلقي الشتيمة
التي تستهدف الأبوين من خلالها؛ أو عندما يجري التحقير الإسمي أو التوصيفي وتتم الإجابة بأنت
أكثر أو (شخص عزيز عليك) أكثر. في بعض الأحيان، تعطي الشتيمة المجال لظهور سلسلة
من الردود الشتائمية التي يضاف لها عناصر أخرى تدريجياً.
حالات، تُشبِه النمط الذي
تستخدمه قوى الشرطة، كما يذكر بورخيس، كل ما تقوله يمكن أن يُستخدَم ضدك.
كذلك، هناك إمكانية عدم تلقي إجابة، كحالة شتم شخص في غيابه، أو حتى في غياب
أيّ محاور ممكن. بين كل هذه الشتائم "المونولوجية"، يرد ما يوضح بشكل
جلي طبيعة أفعال الكلام التعبيرية، حيث يفرغ المتحدث شحنته النفسية السلبية دون وجود
أيّة نية تواصلية، بل من خلال تعبير ذاتيّ.
وهناك مثل آخر لا يقل أهمية، هو الشتم
الذاتي، حيث يختار المتحدث نفسه، كي يتلقى الشتيمة.
ثمة تصنيف للشتائم، يجب تسجيله بين الأنواع السائدة أكثر، بين تلك التعنيفية
التي تطال التوصيفات السلبية الخاصة بالأسماء والصفات أو صيغ كلمات أخرى.
وستعطي
هذه المجموعة سلسلة من المجموعات الفرعية التي يدخل في سياقها، على سبيل المثال،
الإهانات المرتبطة بقلة الذكاء أو السلامة الذهنية، والتي ترتبط بالسلوكيات
الأخلاقية المرفوضة إجتماعياً، بما في ذلك ما يشير إلى امتلاك المتلقي أو أحد
القريبين منه مسلكية جنسية معينة، أو محاولة مقارنته بحيوانات كرمزية للمسلكيات
والمزايا المُشتكى منها.
توجد مجموعة هامة أخرى من الشتائم التي توحي "للمشتوم" القيام
بأفعال محددة كما لو أنه يتوجه إلى "هيئة عامة لها عدة أسماء" (بورخيس،
173)، أو أن يغير نشاطه لحظة الشتم عبر أحد الأفعال، التي يمكن القيام بها بشكل
شخصي أو على مستوى شريكين.
كذلك، تحضر مجموعة الشتائم على شكل "تصريح ينفذ المتكلم عبره أفعال
شائنة" (ميليان، 28) ويجري توجيهها للمستمع أو لأحد أقاربه القريبين.
يبرز
هذا من خلال ثقافة المتحدثين، ويبين العلامات الإيديولوجية للشتائم الأكثر انتشاراً في هذه المجموعة الأخيرة.
على
سبيل المثال، في ثقافة كثقافتنا، ليس صدفة أن يحضر "الله" والأمّ ضمن
أكثر الجهات الموجهة لها الشتائم أو أفعال الكلام.
ثمّة سمة فكرية مثيرة في الشتيمة، تتمثل بأن محتوى هذه الشتيمة، قد يهين
مجموعة من المتلقين أكثر من غيرهم؛ أو قد لا تثير تلك الشتيمة أيّة إهانة لديهم.
في
حالات متطرفة، يمكن تلقي العبارة ذاتها على سبيل الإهانة أو الإطراء.
تعطي، سلبية الشتيمة بوصفها فعل كلام وعبورها الخطاب، المجال لظهور نوع خاص من
الإبداع، بل إفراط بالإنتاج حتى، رغم إحتواء النظام المُتأثِِّّم لقائمة
مختزلة من الوحدات الملونة.
بكل حال، "توفّر أزقة الحي البنية الشتائمية، التي
يمكن أن تُثير الكثير من الجدل" (بورخيس، 173) أو ما قد يشكل الإثارة للجدل، في
غياب أخصائيين جاهزين لتحليل الشتائم، بغض النظر عن الفوضى الممكن حضورها إزاء عدد
هائل من المزودين بالمعلومة في هذا الإطار.
المراجع
Austin, J. L. How to Do Things with Words. Oxford: Clarendon Press, 1962.
Borges, Jorge Luis: Páginas escogidas. Casa de las Américas,
Habana, 1999.
Curbeira Cancela, Ana: “Aproximación
al discurso” (inédito).
Grice, H. P. Logic and Conversation. Cole, P. And J. Morgan
(Eds.), 1975.
Further Notes on Logic and Conversation. Cole, P. (Ed.), 1978.
Haverkate, Henk: “Acerca de los actos
de habla expresivos y comisivos en español” en Haverkate, Henk et al: Aproximaciones pragmalinguísticas al español.
Editorial Rodopi, Amsterdan, 1993.
Leech, G. N. Principles of Pragmatics, Londres: Longman, 1983.
Milián José Antonio: “Y yo en la
tuya... El insulto y el genio de las lenguas” en Revista de Libros No 25. España, 1999.
Searle, J. Speech Acts. Cambridge, C.U.P., 1969.
قد يهمكم الإطلاع على مواضيع ذات صلة
ليست هناك تعليقات:
إرسال تعليق