Adiós a las almas
© Fernando G. Toledo
Hay algo que cualquiera puede predecir sin temor a equivocarse: todos los que estamos vivos hoy (entre ellos todos los que están naciendo en el momento preciso que termina de escribirse o leerse esta frase), todos, vamos a morir. La vida, o mejor dicho, los seres vivos, son fugaces. A pesar de que esto es una certeza, a la humanidad le ha costado, y mucho, aceptarla así como así. La clave de ello radica en el temor: es la vida un bien frágil y costoso, es lo que incluye todo lo posible para nosotros. Pero lamentablemente, no dura para siempre. Por eso, las religiones del mundo han buscado un consuelo para tamaña verdad y han imaginado que algo más allá nos está esperando después de este “chispazo de luz entre dos abismos de oscuridad” (Nabokov dixit).
Vamos rápido al meollo del asunto: no hay “vida después de la muerte”. Cuando la muerte llega, lo hace para quedarse. Si bien cada culto puede ofrecer su propia versión del problema, una de las tradiciones más difundidas asevera que aunque hoy estamos vivos en un cuerpo biológico que tiene fecha de vencimiento, ese cuerpo alberga sin embargo un alma que no tiene tiempo y, por ende, trascenderá la muerte. Porque es “imperecedera”.
© Fernando G. Toledo
Hay algo que cualquiera puede predecir sin temor a equivocarse: todos los que estamos vivos hoy (entre ellos todos los que están naciendo en el momento preciso que termina de escribirse o leerse esta frase), todos, vamos a morir. La vida, o mejor dicho, los seres vivos, son fugaces. A pesar de que esto es una certeza, a la humanidad le ha costado, y mucho, aceptarla así como así. La clave de ello radica en el temor: es la vida un bien frágil y costoso, es lo que incluye todo lo posible para nosotros. Pero lamentablemente, no dura para siempre. Por eso, las religiones del mundo han buscado un consuelo para tamaña verdad y han imaginado que algo más allá nos está esperando después de este “chispazo de luz entre dos abismos de oscuridad” (Nabokov dixit).
Vamos rápido al meollo del asunto: no hay “vida después de la muerte”. Cuando la muerte llega, lo hace para quedarse. Si bien cada culto puede ofrecer su propia versión del problema, una de las tradiciones más difundidas asevera que aunque hoy estamos vivos en un cuerpo biológico que tiene fecha de vencimiento, ese cuerpo alberga sin embargo un alma que no tiene tiempo y, por ende, trascenderá la muerte. Porque es “imperecedera”.
Ni materia ni energía
No parece necesario acudir a complejas teorías psicológicas para advertir que el miedo a la muerte es lo que ha hecho parir estas ocurrencias. La del alma trascendente es acaso una hermosa metáfora, aunque para muchos excede su carácter de “concepto”: es una “realidad”. La noción del alma aparece no ya sólo en la literatura universal, sacra o secular, sino en la convicción de la mayor parte de los humanos que hoy viven y, sin embargo –se dijo– tarde o temprano morirán. Ya va siendo hora de que la dejemos de lado.
El alma es para los diccionarios (reino de imprecisiones notables, si los hay) un “elemento inmaterial que, junto con el cuerpo material, constituye al ser humano individual”, además de “fuente de todas las funciones físicas y en concreto de las actividades mentales”.
Es importante recordar que, si bien el concepto de alma ha aparecido en todas las culturas, nadie ha podido dar prueba de su existencia. Si es “inmaterial”, dirán algunos, claro que no puede haber evidencia de ella, y sin embargo esto es errado. La energía también es inmaterial, pero podemos dar prueba de que existe.
La comparación no es caprichosa. La energía es tan poco tangible como el alma, y sin embargo, la observación del comportamiento de la materia ante ella, nos permite apreciarla. Nada de eso ocurre con el alma: no es ni materia ni energía. No constituye, entonces, el cuerpo humano como dicen los diccionarios, puesto que el cuerpo humano sí es sólo materia biológica y, de a ratos, transmisor o poseedor de energía.
Psicoelemento
Claro que, si se quiere ver al cuerpo como otra cosa que un manojo de órganos, de sangre y de huesos, podemos conceder que “posee” algo más: ideas. Las ideas anidan, sí, en un cuerpo tangible, y se producen merced al trabajo hacendoso y puntillosamente químico de las neuronas, en una fábrica majestuosa como es el cerebro y con el alimento vigoroso de la sangre. Las ideas son intangibles, inmateriales, y tienen un correlato material o energético sólo en la medida que llevan a, por ejemplo, modificar la materia o manipular la energía: si decido quebrar un leño o si decido encenderlo. Pero no se parecen a un tronco o a una fogata.
Si analizamos bien el asunto, el alma no pasa de ser una idea. A las ideas solemos dotarlas de vida propia, incluso fuera de nosotros: creemos que es el amor el que une al mundo y el odio el que lo divide, pensamos que la suerte nos ha puesto al lado a la dama más hermosa, y que la mala fortuna nos hace que tengamos los bolsillos livianos. Pero nada de eso existe como tal: son ideas, lo que se llama “ente de razón”, porque sólo pueden existir en el pensamiento. Si, a diferencia de otras ideas, el alma es una idea trascendente, no es que se eleve por nuestra capacidad de observación. Lo que sucede es que la trascendencia es una idea más, igual de simple e intangible y fuera de lo real, como el alma. O sea que, al contrario de lo que reza el diccionario, el alma no es fuente de la actividad mental, sino un producto de ese mismo trabajo.
En cuerpo y alma
Es curiosa la supervivencia del alma como algo más que una idea en personas razonables. Se parece mucho al caso de la idea de Dios. Y ya que mencionamos esta otra creación humana, pongámosla una junto a la otra y analicemos su relación: Dios, dicen la tradición judeo-cristiana y el islam, nos espera después de muertos para acoger nuestras almas si hemos cumplido sus preceptos. Ahora bien, ¿para qué nos va a dar Dios previamente un cuerpo si lo único que valen son las almas? ¿Para qué crear pues un mundo (eso para qué), donde tenga incidencia la carne, la materia? Y hablando de todo un poco, si se dice que Jesús aún está vivo en cuerpo y alma, ¿es porque a Dios sí le importa el cuerpo, a fin de cuentas?Sin alma resultan fútiles los inventos tales como el infierno o el paraíso, hospedajes definitivos, según la leyenda, para este elemento tan inasible. Sin alma, la muerte es lo que es, al fin: la interrupción de la vida. De otro modo, diría Borges, si hay un Dios y nos da en el alma la vida después de la muerte, ¿qué es la muerte entonces? ¿Una broma de mal gusto?
يمكن لأيّ شخص التنبُّؤ، دون خوف من الوقوع بالخطأ، بأنّ كلّ الاحياء اليوم (حتى الذين يُولدون بهذه اللحظات وخلال قراءة هذا) الجميع، سنموت.
الأحياء، أو من الأفضل القول، الكائنات الحيّة سريعة الزوال. على الرغم من أنّ هذا يشكّل يقين، فقد صَعُبَ على البشرية قبوله بوصفه هكذا.
يتأسّس هذا بجوهره على الخوف، فالحياة هشّة ومُكلفة، فهذا أقصى ما يمكن أن نستخلصه منها. لكن، ولسوء الحظّ، لا تستمرّ للأبد.
الأحياء، أو من الأفضل القول، الكائنات الحيّة سريعة الزوال. على الرغم من أنّ هذا يشكّل يقين، فقد صَعُبَ على البشرية قبوله بوصفه هكذا.
يتأسّس هذا بجوهره على الخوف، فالحياة هشّة ومُكلفة، فهذا أقصى ما يمكن أن نستخلصه منها. لكن، ولسوء الحظّ، لا تستمرّ للأبد.
لهذا، بحثت اديان العالم عن عزاء وراء هذا العالم ينتظرنا، بتعبير آخر، شعاع نور وسط كل تلك الظلمة المسيطرة.
لنسارع إلى لبُّ القضيّة، لا يوجد "حياة بعد الموت".
فعندما يصل الموت، يعني حصوله تأكيد البقاء. فيما لو يمكن لكل مثقف تأمين نسخته الخاصة عن المشكلة، فواحدة من النسخ الأكثر تقليدية وانتشار، تلك القائلة:
رغم أننا أحياء في جسم بيولوجي، له تاريخ إنتهاء صلاحيّة، فإنّ هذا الجسم يحتوي على روح لا تمتلك (يمتلك، فالروح ذكر أو أنثى أو لا جنس لها!) عمراً، وبالتالي، ستتجاوز الموت. لأنها "غير قابلة للفناء".
لا مادة ولا طاقة
لا يبدو لي ضرورياً اللجوء إلى نظريات معقدة في التحليل النفسيّ لأجل التنبيه لأنّ الخوف من الموت هو السبب وراء ولادة تلك الأفكار.
تشكّل الروح الساميّة إستعارة جميلة، ولو أنها بالنسبة لكثيرين، تتجاوز حدود "المفهوم" إلى "واقع". لا يظهر تصوّر الروح في النص الأدبيّ العالميّ كشأن مقدّس أو علمانيّ، فقط، بل يدخل في قناعة القسم الأكبر من أحياء البشر اليوم، والذين سيموتون عاجلاً أم آجلاً.
لندع كل ما قلناه، حتى الآن، جانباً.
الروح وفق اللغة القاموسيّة (التي لا تخلو من إنعدام الدقّة، حال وجودها فيها):
"عبارة عن عنصر لا ماديّ جنباً لجنب مع جسم ماديّ، يتشكّل منهما الكائن البشريّ الفرد".
"عبارة عن عنصر لا ماديّ جنباً لجنب مع جسم ماديّ، يتشكّل منهما الكائن البشريّ الفرد".
إضافة لأنّها:
"مصدر كل الوظائف الفيزيائيّة، وبالضرورة، مصدر لكل النشاطات العقليّة".
جدير بالتنويه، أنه فيما لو ظهر مفهوم الروح في كل الثقافات، فلم يتمكّن أحد بذات الوقت من إثبات وجودها أو تقديم أيّ دليل على هذا الوجود. ففيما لو تكن الروح "لا ماديّة"، سيقول البعض، بديهي أنّه لا يمكن اثبات وجودها، ومع ذلك، فهذا خاطيء. فالطاقة، أيضاً، غير ماديّة، لكن، يمكننا إثبات وجودها.
المقارنة هنا مزاجيّة. فالطاقة محسوسة ومع هذا، تسمح ملاحظة سلوك المادة لنا بإمكان تقديرها. ولا يحصل شيء من هذا القبيل مع الروح، والتي هي، بحسبهم، لا مادة ولا طاقة. اذاً لا يُفسَّرُ جسم الانسان وفق اللغة القاموسيّة، حيث أنّ الجسم البشريّ هو مادة بيولوجيّة، وفي بعض الاحيان، هو عبارة عن مُرسل أو مُمتلك للطاقة.
عنصر نفسيّ
طبعاً، فيما لو نحاول رؤية الجسم كرزمة من الأعضاء، الدم والعظام، يمكننا القول "بحضور" شيء إضافيّ هو الأفكار.
نعم، تُعشِّش الأفكار في جسم ملموس محسوس، وتنتج من خلال عمل مُجهد كيميائيّ دقيق للعصبونات في مصنع مهيب هو الدماغ، وهو ما يحتاج إلى تغذية دمويّة قويّة وصرف طاقي هائل.
الأفكار هي غير ملموسة لا ماديّة، ولها إرتباط ماديّ أو طاقيّ، فقط، عندما تقود إلى إجراء تعديل بالمادة أو التحكُّم بالطاقة، وفيما لو أقرّر تقطيع الحطب (الخشب) أو فيما لو أقرّر إشعاله. لكنها لا تبدو كذلك على جذع شجرة أو شعلة.
فيما لو نقم بتحليل جيد للقضيّة، فلا يمكن للروح أن تشكّل فكرة.
فلقد تعودنا على إطلاق الأفكار من حياتنا الخاصة وحتى خارجها، نرى بأنّ الحبّ يوحّد العالم وأنّ الحقد يقسّمه، نفكّر بأنّ الحظّ قد جعلنا نلتقي بالمرأة الأكثر جمالاً، وأنّ الحظّ العاثر قد جعلنا فارغي الجيوب.
لكن لا شيء من هذا موجود على هذا النحو، إنها أفكار، أو ما يمكن تسميته "علّة أو مبرّر الوجود"، لأنها قد تتواجد في التفكير فقط. فيما لو تكن الروح بخلاف أفكار أخرى، فكرة متسامية، فهي ليست متسامية بسبب قدرتنا على الملاحظة. الأمر الحاصل، هو أنّ السموّ عبارة عن فكرة إضافيّة تماماً، بسيطة وغير ملموسة وبعيدة عمّا هو واقعيّ كالروح. أو بشكل معاكس لما ورد في القاموس، الروح ليس (ليست) مصدراً للنشاط العقليّ بل هو (هي) مُنتج(ة) له.
الجسد والروح
إنه لأمر مثير: بقاء الروح على قيد الحياة، كشيء أبعد من فكرة عند أشخاص منطقيين. ويشبه هذا كثيراً حالة فكرة الإله.
وباعتبار أننا أشرنا الى الخلق البشريّ، نضعها بجانب الروح ونقوم بتحليل علاقتها:
ينتظرنا الله، وفق التراث اليهودي / المسيحي / الإسلاميّ بعد الموت، ليستقبل أرواحنا ويرحب بها فيما لو كنا قد أدينا واجباتنا تجاهه عبر إلتزامنا بتعاليمه.
حسناً، لماذا يعطينا الله جسداً فيما لو انّ الحساب سيطال الأرواح فقط؟
لماذا خلق عالم بلحم ومادة؟
ونتكلم قليلاً عن كل شيء، فيما لو يُقال بأن المسيح، للآن، هو حيّ بجسد وروح، لماذا يهتم الله بالجسد أصلاً وفصلاً؟
دون روح، تصبح قصص الجحيم والجنّة باهتة (بايخة) كمسكن نهائيّ أو أبديّ وفق الرواية، وبناء على هذا العنصر الغير قابل للإدراك.
دون روح، الموت ومهما امتلك من معاني، فبالنهاية هو توقُّف حياة.
بصيغة اخرى، وكما يقول خورخي لويس بورخيس:
"فيما لو يكن الله موجوداً؛ ويهبنا الحياة في الروح بعد الموت، لماذا هناك موت إذاً؟ هل هذه نكتة سمجة؟؟"!
"فيما لو يكن الله موجوداً؛ ويهبنا الحياة في الروح بعد الموت، لماذا هناك موت إذاً؟ هل هذه نكتة سمجة؟؟"!
قد يهمكم الإطلاع على مواضيع ذات صلة
ليست هناك تعليقات:
إرسال تعليق